lunes, 20 de septiembre de 2010

A 25 años, ¿la ciudad de México está preparada para otro terremoto?

A 25 años, ¿la ciudad de México está preparada para otro terremoto?

Consultor en desastres estima que es factible evitar que los sismos deriven en catástrofe.

Arturo López-Portillo
Publicado: 19/09/2010 10:08

México, DF. Hace 25 años la Zona Metropolitana de la ciudad de México (ZMCM) sufrió el impacto y los daños de dos macro-sismos. Todos recordamos el 19 y el 20 de septiembre de 1985 y aquellos días llenos de caos, dolor, muerte pero también de heroísmo y solidaridad.

A 25 años de esa tragedia, nos preguntamos: ¿Qué pasaría si volvieran a ocurrir sismos de gran magnitud en la ZMCM? ¿Estamos preparados? ¿Están las autoridades preparadas para responder?

Hace 25 años ya que se iniciaron los trabajos para el establecimiento del Sistema Nacional de Protección Civil en nuestro país y si bien hoy en día existen unidades de protección civil a nivel federal, en todos los Estados de la República, el DF y en la mayoría de los municipios, frecuentemente sabemos por los medios de comunicación de desastres que se suceden unos a otros.

Sismo en Mexicali. B.C., Huracán ‘Alex´, inundaciones en Veracruz, Tabasco, etc. Al mismo tiempo, sabemos que existe la probabilidad de ocurrencia de futuros sismos de gran magnitud: ¿Cuándo sucederán? No es posible saberlo. Todavía los sismos no son predecibles, sin embargo, se puede afirmar que algunos de ellos generados principalmente en la costa oeste de nuestro país podrían tener efectos en la ZMCM y causar devastación: las placas tectónicas se siguen moviendo y siguen liberando energía.

Para evitar desastres sísmicos como el de 1985 y como los ocurridos en otros países como Haití recientemente es necesario contar con estructuras resistentes que soporten el impacto de dichos peligros y, al mismo tiempo, con organizaciones de administración de desastres debidamente preparadas para dar una respuesta efectiva y eficaz en el caso de que se presente daño por el impacto de dichos fenómenos naturales.

En el caso de México, y particularmente en el de la ZMCM, la ingeniería mexicana ha reducido considerablemente la vulnerabilidad sísmica a través de un adecuado y largo proceso que ha sido llevado en las últimas décadas mediante la reconstrucción adecuada y cada vez mejor, cada vez que se ha tenido destrucción por un sismo de gran magnitud.

Sin embargo, se podría decir que lo mismo no ha sucedido con la preparación para la respuesta ante desastres de tipo sísmico. Si bien México cuenta con muchos recursos que pueden ser destinados al alivio de la población afectada en caso de algún desastre, se podría afirmar también que una de las grandes lecciones del Huracán Katrina en los Estados Unidos de América fue la de demostrar que la capacidad de respuesta no depende de la cantidad y calidad de recursos con que se cuente sino con la organización y planeación adecuadas para su uso en casos de emergencia y desastre.

En otras palabras, la capacidad de respuesta ante un tipo de fenómeno específico no es producto de la casualidad ni sólo del hecho de tener recursos almacenados, sino de la preparación que se tenga para poder usarlos; es decir, de contar con organizaciones establecidas y con personal capacitado, legislación, políticas, planes de respuesta ante desastres, responsabilidades asignadas, procedimientos de emergencia, mecanismos de coordinación y de comunicación, capacitación, concientización pública y ejercicios de simulación que pongan a prueba la respuesta de todas las organizaciones, sus recursos y su planeación.

Conviene resaltar que lo más importante es contar con un proceso continuo y permanente de planeación ante desastres en el que participen todas las organizaciones que darían respuesta en el caso de que una emergencia o un desastre se presentaran; por mencionar a algunas: gobierno federal, gobiernos estatales y municipales, empresas paraestatales, organizaciones no gubernamentales, Cruz Roja, grupos voluntarios y el sistema de las Naciones Unidas: Organización Mundial de la Salud/Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS), Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en Inglés), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, entre otras, y, sobre todo, la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA por sus siglas en inglés) misma que recientemente cuenta con una oficina en México y que sería la encargada de coordinar a las agencias de la ONU y la solicitud y recepción de ayuda internacional siempre bajo la dirección y coordinación del gobierno mexicano.

¿Existe, pues, en la zona metropolitana de la ciudad de México (ZMCM), un plan de respuesta ante desastres de tipo sísmico? ¿Se ha diseñado un escenario de desastre en el cual se identifiquen las posibles zonas afectadas y se estimen los posibles daños y necesidades en el caso del impacto de un sismo de una magnitud tal que causara destrucción en la ZMCM? ¿Se han asignado responsabilidades específicas a diversas organizaciones o grupos de organizaciones para el caso de ejecutar funciones de emergencia específicas? ¿Existen planes sectoriales y procedimientos de emergencia actualizados y probados para cada una de esas organizaciones y funciones? ¿Existe un proceso de planeación ante desastres de tipo sísmico dentro del cual todas las organizaciones participantes planeen la respuesta que se debería dar?

¿Existen un plan y un mecanismo adecuados de evaluación de daños y necesidades en el caso de un desastre sísmico en la ZMCM? ¿Existe un plan de identificación, activación y administración de refugios temporales y/o campamentos? ¿Existe un plan de recepción, almacenamiento, transporte y adecuada distribución de ayuda humanitaria? ¿Cuenta el gobierno con asesores mexicanos con experiencia internacional que hayan establecido y operado estos planes y mecanismos antes y durante desastres? ¿Mantiene el gobierno mexicano contacto continuo con el Sistema de las Naciones Unidas para establecer mecanismos de coordinación durante desastres así como de solicitud y recepción de ayuda internacional?

Si la respuesta a todas estas preguntas es 'sí' pues entonces los habitantes de la ZMCM podemos estar tranquilos; por el contrario, si la respuesta a la mayoría o a todas las preguntas es 'no' pues la situación sería muy preocupante; es más, sería muy triste saber que a 25 años de los sismos de 1985, la ciudad de México todavía no está preparada para responder ante un desastre causado por un sismo de gran magnitud.
Queda a las autoridades dar respuesta a estas preguntas. Nunca es tarde para empezar a estar preparados.

Sobre el autor: Arturo López-Portillo es consultor en administración de desastres y protección civil desde hace 26 años con experiencia en el gobierno mexicano, la iniciativa privada y organismos internacionales como la ONU y el Banco Mundial en más de 25 países.

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