martes, 6 de diciembre de 2011

Llaman a garantizar la educación integral en sexualidad

  • Piden expertos dar mayor impulso a la Declaratoria Ministerial “Prevenir con Educación”
  • Se requiere reconocer a la sexualidad como un derecho humano: Gabriela Rodríguez
  • Leonardo Bastida Aguilar
    México DF, noviembre 24 de 2011.
    El hecho que el artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos garantice a las y los menores el derecho a la alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral, significa que también debe garantizárseles una educación integral en sexualidad, pues necesitan información para tener un desarrollo integral, explicó Gabriela Rodríguez, presidenta de la organización civil Afluentes.
    Durante el Foro “Las y los jóvenes como sujetos de derechos sexuales y reproductivos”, realizado en el Centro de Investigación y Docencia Económicas, la psicóloga mencionó que hoy en día, en muchos espacios aún se preguntan si la sexualidad es un derecho humano, por lo que es un tema que sigue en los espacios académicos, y a veces no se toma en cuenta que “si se afecta a la sexualidad, se afecta a la felicidad”.
    Sin embargo, aclaró que si bien no existe un tratado internacional específico para la defensa de la sexualidad como un derecho humano, en el caso de México, tras analizar más de 46 convenios internacionales ratificados por el gobierno, se garantizan algunos derechos sexuales y reproductivos.
    Entre estos, se abarca el derecho a una vida digna, integridad, igualdad, no discriminación, libertad de creencias, expresión sexual, educación sexual, privacidad, salud sexual y reproductiva, educación sexual e información.
    La también columnista del periódico La Jornada, añadió que el derecho al placer no es reconocido por ningún instrumento internacional, pero lo es como producto de los anteriores derechos.
    Para Rodríguez Ramírez, la vulnerabilidad de estos derechos se puede observar en el derecho a la educación sexual, garantizado en la Constitución y la Convención de los Derechos de las Niñas y los Niños, ya que no es respetado cuando ocurren situaciones como la prohibición de la Secretaría de Educación Pública federal para repartir el texto elaborado por la Secretaría de Educación del DF “Tu futuro en libertad”, donde se habla de educación sexual.
    En contraste, añadió se permite que el actual libro de texto sobre el tema, repartido en Baja California, señale que el condón “no es tan seguro para prevenir el VIH/sida como lo es la abstinencia y la fidelidad”.
    Agregó que otro ejemplo “vejatorio” de este derecho es la actitud de grupos como laAsociación Nacional de Padres de Familia, quienes aseguran que la impartición de educación sexual es algo que ellos deben decidir, sin tomar en cuenta que el artículo 4 dice que es obligación de los padres o tutores darles educación sexual a su hijos para garantizarle su desarrollo integral.
    Aunado a esto, comentó, el gobierno mexicano se ha negado a firmar la Convención Iberoamericana de la Juventud, que ratifica una gama muy amplia de derechos sexuales y reproductivos.
    Sin embargo, comentó la especialista en políticas públicas para jóvenes, la garantía a una educación integral en sexualidad, no sólo está plasmada en el artículo 4 constitucional, sino también en el tercero, que apela al derecho a una educación laica, libre de la injerencia de cualquier corriente religiosa, y el 24, garante de la libertad de creencias y conciencia.
    De esta manera, consideró necesario impulsar la Declaratoria Ministerial “Prevenir con Educación”, firmada en México en 2008, por ministros de Salud y Educación de 31 países del continente, días previos a la XVII Conferencia Internacional de Sida celebrada en la Ciudad de México.
    En ese entonces las autoridades continentales debatieron acerca la responsabilidad del Estado en la inclusión de la salud y educación como ejes para la promoción del desarrollo humano. La Declaración Ministerial “Prevenir con Educación”, resultado de ese encuentro, tiene el fin de garantizar “el acceso a la educación de calidad de toda la población de niños, niñas, adolescentes y jóvenes (…) en ambientes libres de violencia, estigma y discriminación”.
    Según los acuerdos establecidos por medio de la Declaración, en el año 2015, la brecha de escuelas oficiales que no imparten educación sexual debe disminuir en 75 por ciento. A su vez, al menos 50 por ciento de los jóvenes de América Latina que no tienen acceso a servicios de salud sexual y reproductiva deberán acceder a ellos.
    La Declaratoria plantea también dos metas específicas para fines de 2010: modificaciones en los planes de estudio de cada nación para incluir temas de educación integral en sexualidad; y capacitación del personal docente en la materia desde su formación académica, ninguna fue lograda por México.
    Entre los temas que aborda la educación integral en sexualidad están el derecho al placer, a la sexualidad y al respeto a la orientación y diversidad sexual.

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