domingo, 2 de octubre de 2011

Las mujeres temen ser llamadas “putas”: Marta Lamas

  • El placer sexual no es motivo de vergüenza, asegura
  • Perspectiva de género no es decir “pobrecitas las mujeres”
  • Guillermo Montalvo Fuentes-enviado
    Cuernavaca, Mor., septiembre 22 de 2011.
    A mí no me espanta que me digan “puta”, porque si eso significa que gozo de mis relaciones sexuales, no tiene porqué ser un sinónimo de vergüenza, aunque la mayoría de las mujeres sí temen ser llamadas así, aseguró la antropóloga Marta Lamas.
    De acuerdo con la también directora de la revista Debate Feminista, este miedo al adjetivo se debe a los mandatos culturales que imperan en las relaciones sociales, y los cuales desvalorizan a la mujer que siente placer en el sexo.
    Estos mandatos, mencionó Lamas, dictan lo que debe ser un hombre o una mujer, y en ambos casos, qué hombres tienen más valor que otros y qué mujeres más que otras, una situación de “violencia simbólica” que dijo, sólo se puede erradicar con la “desnaturalización del contenido opresivo de las relaciones sociales”.
    Para la antropóloga, esta situación de “violencia” obstaculiza la equidad entre hombres y mujeres, pues “mientras un hombre que se acuesta con muchas y disfruta del sexo es un chingón, una mujer que hace lo mismo es una puta”; por tal motivo, subrayó la importancia de la perspectiva de género, tanto en el ámbito público como privado.
    La equidad, dijo, es igualdad con reconocimiento de las diferencias, una cualidad por la que ninguna de las partes es favorecida de manera injusta en perjuicio de otra; sin embargo, “hablar de perspectiva de género no es decir pobrecitas las mujeres”, por lo que la feminista manifestó su rechazo hacia este discurso victimista.
    “Ni todas las mujeres son víctimas ni todos los hombres victimarios; ser mujer no garantiza que seas buena y que digas siempre la verdad”.
    Como ejemplo de lo anterior mencionó lo que sucede con el “transporte rosa” de la Ciudad de México, un programa que definió como acción afirmativa necesaria, pero que no resuelve de raíz el problema del acoso hacia las mujeres.
    “El origen del problema no está en las mujeres, está en el machismo, pero está claro que educar a policías y a la población en general es más difícil y costoso que separar a las mujeres en vagones o autobuses especiales, aunque esto se pueda prestar también a extorsiones por parte de ellas”.
    Marta Lamas recordó el caso de una mujer que denunciaba ser acosada por hombres cuando no era verdad, para poder extorsionarlos con la ayuda de un amigo que casualmente se presentaba en la escena para defenderla. Ambos, dijo, pedían dinero a los hombres a cambio de no denunciarlos por acoso sexual.
    Con base en esto, la feminista señaló no confiar en las medidas punitivas para combatir un problema, al contrario, manifestó la importancia de los procesos educativos para tratar, en este caso, el tema de la equidad de género desde las aulas y a edades tempranas.
    Sin embargo, lamentó que la Secretaría de Educación Pública l sea una de las instancias que “menos le ha entrado en serio al tema de la igualdad”.
    Las declaraciones de Marta Lamas surgieron como parte de un taller para medios de comunicación, organizado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y el Instituto Nacional de las Mujeres.

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