domingo, 5 de junio de 2011

REPORTAJE. Atención insuficiente a mujeres con VIH*

Mario Alberto Reyes
Capasits del Puerto de Veracruz. En un mismo espacio se encuentran el área de consulta médica, psicólogica y sanitario general. Foto: Mario Alberto Reyes
México DF, junio 02 de 2011.
A pocos años de su entrada en funciones, algunos Centros Ambulatorios de Atención en Sida y otras Infecciones de Transmisión Sexual (Capasits) presentan diversas deficiencias. Las mujeres, quienes se encuentran en particular situación de vulnerabilidad frente al VIH/sida, deben lidiar con la falta de confidencialidad, la escasez de médicos especialistas y el desabasto de insumos básicos para su atención en los centros ubicados en Veracruz y Quintana Roo. El presupuesto destinado a la atención es insuficiente y la voluntad política, casi nula.
Esa noche, Guillermo regresó a casa como habitualmente lo hacía. Completamente borracho, dejó caer toda su humanidad sobre la cama que desde hacía ocho años compartía con Claudia, quien únicamente atinó a mover la cabeza en señal de rechazo. Días antes surgió la idea. El dolor causado por Guillermo le machucaba el corazón y ahuyentaba toda lucidez de su mente.
Con decisión y firmeza caminó hacia la cocina y tomó un cuchillo. Pasos sigilosos anunciaban la desgracia. La mujer sólo deseaba terminar con el remedo de hombre que lucía totalmente indefenso y quien, además, consideraba había arruinado su vida. Un paso, otro paso, un paso más, y la llegada de la muerte al lugar parecía inevitable.
Años atrás, la situación era distinta. El amor era fuerte como las olas que por temporadas bañan las suaves playas de Cancún, en donde ambos habían decidido formar una familia. Ilusionada y llena de sueños, Claudia había llegado de su natal Tabasco, de donde los malos recuerdos sumaban más que los buenos.
La vida no siempre es generosa durante la infancia. Una violación no puede considerarse un hecho afortunado. Eso lo experimentó Claudia a sus escasas seis navidades. Envalentonado por la fuerza dada por sus 23 años de edad, uno de sus primos abusó sexualmente de ella. La agresión quedó impune. Aún duele y conmueve.
Eso también lo recordaba a la par que se acercaba al lecho. Ojo por ojo, diente por diente. El adagio bíblico estaba presente desde antes de convertirse al cristianismo del que ahora es fiel seguidora.
Alejandra, mujer transgénero o el “maricón” con quien Guillermo había vivido varios años, se había convertido en su pesadilla desde que se enteró de su existencia. En esos instantes su imagen también llegaba a su cabeza. Poco faltaba para explotar, recuerda. La mano en lo alto, lista para asestar el primer cuchillazo.
Ring, ring, ring, se escuchó con estridencia. Como en película de suspenso, el timbre del teléfono salvó a Guillermo. Al otro lado de la línea, Lola, hija de Claudia, llamaba para saber cómo estaba Adamarys, su primogénita, de quien muy pocas veces se acuerda.
Nunca se enteró, pero los timbrazos y la confusa alegría de Claudia por escuchar a la madre de su nieta, le dieron a Guillermo la oportunidad de seguir viviendo, aunque fuera para seguir con el remordimiento de haberle transmitido el VIH/sida.
Claudia, es una de las 560 personas que se atienden en el Centro Ambulatorio de Prevención y Atención en Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (Capasits) de Cancún, Quintana Roo, esplendorosamente inaugurado en 2007 pero que a la fecha, carece de enfermeras, trabajadoras sociales y personal administrativo.
“Para ellos… estoy muerta”
En charla con Letra S, Carlos Barrera Arellano, responsable del Capasits, acepta las deficiencias a la par que destaca las ventajas de estar a unos cuantos metros del Hospital General “Jesús Kumate Rodríguez”, donde asegura, las personas VIH positivas son atendidas con calidad y calidez bajo el esquema de interconsulta.
La idea no es compartida por Yazmín, joven de 24 años de edad y madre de dos hijos. Su historia se suma a las muchas en las que las mujeres adquieren el virus en su casa y en su cama. Es también botón de muestra de la escasa oferta de la prueba de detección de VIH hecha a las mujeres gestantes del país por parte del sistema de Salud. La detectaron seropositiva a los siete meses de su segundo embarazo.
“Cuando me dijeron ‘estás enferma, tienes sida y te vas a morir’, pensé en suicidarme. Afortunadamente ese día me acompañaba una vecina de quien recibí mucho apoyo. La atención en el Capasits no es tan mala, los problemas inician cuando llegamos al Hospital General, en donde incluso nuestros carnets son marcados con la leyenda ‘retrovirosis’, cuando únicamente debe estar el nombre y número de expediente”.
Recuerda que cuando se lo comentó a su esposo, éste en forma sarcástica le preguntó que con cuántos hombres se había acostado. Le arrebató al mayor de sus hijos y se lo llevó a Coahuila. Desde entonces no sabe de ellos.
Con enojo y tristeza, Yazmín narra que no sólo recibió regaños del médico que la atendió. “Me dijo: ¿Cómo te atreves a embarazarte si sabes que te vas a morir?”. También hubo reproches de sus familiares, quienes le advirtieron que si alguno de ellos estaba contagiado se las iba a pagar. “Para ellos… estoy muerta”.
Ahora, Claudia y Yazmín, saben que tienen derechos y se dicen dispuestas a defenderlos. El ímpetu no es fortuito, es resultado de un taller de empoderamiento impartido por la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/sida (ICW) México, liderado por Hilda Esquivel, Nizarindani Picasso y Lorena Arenas, y que benefició a 21 mujeres de Quintana Roo.
¿En el mar la vida es más sabrosa?
Si el sofocante calor que baña al Puerto de Veracruz la mayor parte del año fuera elemento detonador del VIH/sida, prácticamente todos sus habitantes vivirían con él, empezando por el personal médico que atiende el Capasits del lugar, pues en sus precarias instalaciones no hay siquiera un ventilador para amortiguar las altas temperaturas.
Obligados desde abril de 2010 por “causas de remodelación” a mudarse al área de Salud Mental del Hospital Regional de Alta Especialidad de Veracruz, los médicos y enfermeras encabezados por Asdrúbal Arias Contreras, literalmente sudan “la gota gorda” para atender a los mil 900 pacientes que carecen de seguridad social.
Los cerca de 160 metros cuadrados que albergan el Capasits son insuficientes para las 14 personas que conforman el equipo médico. En la diminuta e improvisada sala de espera apenas hay lugar para una decena de personas provenientes de los municipios de Veracruz, Boca del Río, San Andrés Tuxtla, e incluso del norte de Oaxaca, quienes deben viajar durante toda la noche para acudir a sus citas.
Arias Contreras asevera que no obstante que se tenían previstas las obras de ampliación “no esperaba un lapso tan prolongado”, a la vez que dice desconocer la causa por la cual fueron detenidos los trabajos por varios meses.
En años recientes, el Congreso de Veracruz autorizó la creación de la Comisión Constructora de la Secretaría de Salud (Cocosa), órgano descentralizado y responsable de la construcción de obras de ese sector a través de la Secretaría de Finanzas y Planeación. Aunque la figura del secretario de Salud se incluye en la Junta de Gobierno, éste prácticamente carece de voz y voto en la toma de decisiones.
Luis Fernando Antiga, director general del Hospital Regional y secretario de Salud durante los últimos 10 meses del gobierno de Fidel Herrera Beltrán, señala a Letra S la necesidad de que los legisladores del estado modifiquen las leyes con el objetivo de incluir al secretario de Salud en la toma de decisiones de la Cocosa.
“El titular de Salud debe integrarse por ser la autoridad máxima en la materia. La responsabilidad debe ser total y no a medias. Los huracanes afectaron las obras y el cambio de administración las detuvo definitivamente”.
En tanto, el equipo de Asdrúbal Arias Contreras trabaja profesionalmente con un modesto mobiliario donado por un laboratorio farmacéutico.
Desabasto de fórmula láctea
Al caminar por las calles de Xalapa, capital de Veracruz, es común escuchar a sus habitantes hablar sobre la recién terminada gestión del gobernador Fidel Herrera, del Partido Revolucionario Institucional. La vox populi es implacable y dos ideas prevalecen. La primera, el ex mandatario dejó en ruinas las finanzas estatales con tal de asegurar en el poder a su sucesor; la segunda, durante su gobierno, los grupos criminales se afianzaron en la entidad.
Patricia Ponce, integrante del Grupo Multisectorial de VIH, organismo de contraloría social conformado por académicos y organizaciones civiles y gubernamentales, denuncia que en lo que va del año, los Capasits de Veracruz carecen de de fórmula láctea, indispensable para evitar que las madres que viven con VIH/sida lo transmitan a sus hijos a través de la lactancia.
De acuerdo con cifras proporcionadas por la también investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Antropología Social unidad Golfo, aproximadamente 150 niños en toda la entidad requieren de la leche. Estimó que cada mes en Veracruz se requieren alrededor de cuatro mil latas de fórmula materna de distintas etapas, mil 150 de leche NAN etapa 1, mil 74 de la etapa 2 y 800 de la etapa 3, sin tomar en cuenta las que se consumen en el Hospital Regional de Poza Rica, que se negó a proporcionar datos al respecto.
En reunión sostenida con el Grupo Multifactorial el pasado 4 de mayo, Pablo Anaya, secretario de Salud, aseveró que el problema se solucionaría en poco más de un mes.
Los activistas buscan a través de la Ley Federal de Transparencia, saber dónde quedaron los 8 millones de pesos asignados por la federación para la compra de leche materna, pruebas rápidas, condones y lubricantes para el periodo 2009-2010, mismos que la Secretaría de Finanzas y Planeación no entregó a la Secretaría de Salud.
Mientras, organizaciones ciudadanas como Las Muchas y la Red de Mujeres Comunicadoras con Perspectiva de Género, compuesta por periodistas e investigadoras, lanzaron una campaña de recolección de leche.
Con esta sí, con esta no… ¿con esta señorita me caso yo?
Desde que comienza a hablar su voz transmite seguridad, coraje e indignación. El fuerte tono no contrasta con su férrea decisión de denunciar la discriminación que las mujeres VIH positivas viven no sólo en el ámbito médico, sino también en el legal.
Lilia tiene 32 años y hace seis fue diagnosticada VIH positiva. Aguerrida en sus demandas, siempre confronta a los políticos que buscan su voto para llegar al poder en Playa del Carmen, Quintana Roo.
Ninguna propuesta partidista la convence. Está convencida de que las personas VIH positivas están olvidadas por quienes detentan puestos de poder. Aún así, no piensa renunciar a su máximo sueño: casarse para acceder a un crédito de vivienda. No la tiene fácil y ella lo sabe. El artículo 700 del Código Civil de Quintana Roo prohíbe a quienes viven con VIH contraer matrimonio.
En su comunidad no hay Capasits, sólo una pequeña área destinada en el Hospital Integral de Playa del Carmen. Aquí, la confidencialidad es un lujo.
A cientos de kilómetros, Jairo Guarneros, integrante del Colectivo Feminista Cihuatlahtolli con trabajo en prevención del VIH en Orizaba, Veracruz, asegura que el desabasto de antirretrovirales, condones y la mala condición de los Capasits, responde a cuestiones políticas.
“Para los políticos, dar dinero a la atención del VIH no es productivo y mucho menos redituable políticamente. Si vemos los problemas de desabasto como un asunto meramente de dinero, entonces no tenemos clara la película. Destinar enormes cantidades de recursos a la compra de armamento para supuestamente luchar contra el narcotráfico y no destinarlos al sistema de salud implica un desprecio hacia los pobres y hacia los diferentes”.
El Grupo Multisectorial de VIH/sida convoca a la campaña para alimentar a bebés hijos/as de madres con VIH. Se recolectarán latas de fórmula láctea, etapas 1, 2 y 3, el próximo domingo 5 de junio, a partir de las 10 de la mañana, en la Plaza Lerdo de Xalapa, Veracruz.
*Publicado en el número 179 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el jueves 2 de junio de 2011

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