lunes, 2 de julio de 2012

Durante el proceso, el silencio reinó en el equipo de campaña de AMLO


Durante el proceso, el silencio reinó en el equipo de campaña de AMLO
Roberto Garduño y Alma Muñoz
 
Periódico La Jornada
Lunes 2 de julio de 2012, p. 10
La complejidad de la jornada electoral por la Presidencia de la República permeó el ambiente en torno al círculo cercano de Andrés Manuel López Obrador, candidato del Movimiento Progresista. El silencio y la escasez de información marcaron la mayor parte del proceso.
Por la mañana, Andrés Manuel López Obrador llegó a la casilla 1234 de la sección electoral 356, en avenida Insurgentes Sur. Su esposa, Beatriz Gutiérrez; sus hijos, José Ramón, Gonzalo, Andrés Manuel y el pequeño Jesús Ernesto lo acompañaron a emitir el voto.
Sereno, respondió que en el país habría concordia una vez que se concretara el triunfo; llamó a los ciudadanos a votar, y auguró que por la noche habría fiesta nacional.
Una vez que desayunó con su familia en casa, el candidato presidencial salió a su casa de campaña, y antes de subir a su automóvil respondió que él votó por su amigo, el escritor José María Pérez Gay. Como se recordará, en 2006 votó por Carlos Monsiváis. Su esposa Beatriz dijo que López Obrador votó así porque no le gustaba sufragar por sí mismo.
Así, el candidato se dirigió a su oficina de la colonia Roma, donde permaneció tres horas, para regresar –otra vez– a su casa, donde comió con su esposa. También a su domicilio particular llegó el empresario Alfonso Romo.
Alrededor de las cuatro de la tarde, cuando se abatía un diluvio sobre la ciudad de México, López Obrador regresó a su casa de campaña para esperar el desenlace de la jornada. Llegó solo. Ahí, una hora después, se presentó Alfonso Romo.
Para entonces, afuera de la casa de campaña, sobre la avenida San Luis Potosí, comenzaron a concentrase familias. Una señora, acompañada de sus dos hijas que viven en Tlalnepantla, estado de México, preguntaba:  ¿Vamos a ganar? Verdad que sí?
En torno de la casona, el ambiente entre los periodistas se percibía de desconcierto. Ningún integrante del equipo de campaña del candidato se asomaba, y la duda agobiaba más que la espera de horas en la calle. Únicamente el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, salió en dirección de las oficinas de su partido y adujo que habría que esperar y tener calma.
Aun así, los reporteros de la televisión se ubicaban para trasmitir la salida del candidato en dirección del hotel Hilton de la Alameda. Mientras desplegaban sus cámaras sobre la banqueta para captar la nota, un hombre joven acompañado de su esposa les gritó: ¡Medios vendidos! ¡Corruptos! ¡Si nos hacen fraude, ahora si habrá estallido social!”
Los simpatizantes del tabasqueño seguían acercándose al lugar. Coreaban:Es un honor estar con ObradorEl pueblo votó y Obrador fue el ganador!¡Si hay imposición habrá revolución!
Justo a las 6:15 de la tarde aparcó frente a la puerta principal una Suburban blanca, de la que descendieron Marcelo Ebrard, Cuauhtémoc Cárdenas, Juan Ramón de la Fuente y Lázaro Cárdenas. Serios, ingresaron al domicilio de San Luis Potosí y Córdoba.
Quince minutos después, los cuatro visitantes salieron con otro ánimo: Cuauhtémoc Cárdenas sonrió, y Marcelo Ebrard indicó: estamos felices.
Después de las siete, Alfonso Romo abandonó la casa de campaña. Y la espera por el candidato continuó.
A esa hora, en el PRD, Zambrano anunciaba que el triunfo era inobjetable en el Distrito Federal y las gubernaturas de  Morelos y Tabasco. Sobre Andrés Manuel López Obrador, con más de 10 puntos de diferencia a estas alturas, igualmente, habiendo terminado la jornada electoral, estamos con los datos preliminares de salida, podemos decir que hemos ganado el estado de México, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala,  Hidalgo, Michoacán y Zacatecas; estamos a la espera de que termine en Baja California y Quintana Roo.
A las 9:20 de la noche otra vez llegaron a la casa de campaña Marcelo Ebrard, Cuauhtémoc Cárdenas, Juan Ramón de la Fuente, Manuel Camacho y Lázaro Cárdenas. Con rostros adustos entraron al domicilio, mientras la gente que se concentró gritaba: ¡Presidente, presidente!

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