martes, 12 de abril de 2011

Transitar hacia el respeto. Políticas de protección a mujeres en el transporte público*

Mario Alberto Reyes
México DF, abril 11 de 2011.
En 2008 se inició la implementación del Programa Viajemos Seguras en la red de transporte público de la Ciudad de México. La separación física entre hombres y mujeres en horas de saturación ha hecho descender las denuncias de abuso sexual, pero algunas autoridades y especialistas en temas de género consideran que el resultado sería mejor y a largo plazo si la medida se acompañara de campañas efectivas que educaran sobre el respeto y la equidad entre hombres y mujeres.
Esa tarde, los sudores humedecían implacables los cuerpos de los pasajeros. El vagón del metro lucía repleto y semejaba un horno alimentado por candentes brasas que sin cesar humedecían las frentes de los usuarios. Lourdes retornaba del centro de la ciudad tras hacer algunas compras. Al peso de las bolsas se sumaba el del pequeño Ohtokani, a quien cargaba en uno de sus brazos.
Deseando llegar pronto a su destino para respirar un poco de aire fresco, Lourdes sintió una mano que de manera decidida tocó uno de sus glúteos. Ruborizada y sorprendida, volteó para localizar al agresor; fracasó en su intento, los hombres que la rodeaban parecían absortos en sus pensamientos.
El recorrido para llegar a la siguiente estación le pareció eterno. Cuando pensaba que todo había pasado, nuevamente la tocaron, ahora con más fuerza. Todo fue en un instante, al momento que sintió al intruso, soltó las mercancías que cayeron al piso abruptamente. Furiosa, llevó su mano hacia atrás y sujetó a su agresor.
El sopor y la monotonía de la tarde se disiparon cuando los usuarios “abrieron cancha” a la joven, quien enérgica comenzó a golpear al individuo. La acusación fue posible, pero la denuncia ante un agente del Ministerio Público ya no porque implicaba desviar su trayecto y cancelar otros compromisos previamente adquiridos.
El caso de Lourdes no es único y mucho menos nuevo, de acuerdo con datos del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC), cada día las usuarias denuncian al menos un acoso sexual. El tocamiento, exhibición de genitales y roces del pene en los glúteos de las mujeres para simular penetraciones, son las agresiones más frecuentes hechas por los varones, no sólo en el metro, sino en todo el sistema de transporte público de la capital del país.
En el STC, los vagones son el sitio preferido por los agresores para acosar a las usuarias, seguido de los accesos, andenes y escaleras del subterráneo. Hidalgo, Balderas, Pino Suárez, Pantitlán e Indios Verdes son las estaciones más inseguras para las mujeres, sobre todo en la mañana y al caer la noche.
Para Martha Lucía Mícher, titular del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (Inmujeres DF), el acoso sexual que las capitalinas enfrentan a diario en espacios públicos como el metro y en todo el sistema de transporte público de la ciudad, representa un “gravísimo” problema que pone en riesgo su integridad, seguridad y dignidad.
En charla con Letra S, la funcionaria señala que el rango de edad de las mujeres agredidas oscila entre los 8 y 65 años, en tanto que la de los atacantes va de los 16 a los 75 años. “El rango de edad de los agresores es mayor y eso es lamentable. Aunque el señor esté viejito o entrado en años, hace de las suyas y abusa sexualmente de las mujeres, toca y roza indebidamente sus cuerpos. Son prácticas lamentables y denigrantes”.
Durante los dos primeros meses de este año, los Módulos de Atención y Denuncia sobre Casos de Abuso Sexual en el metro, puestos en marcha en junio de 2008 con el objetivo de asesorar a las víctimas de agresión, han atendido 53 casos, de los cuales 47 se relacionaron con abuso sexual, tres con casos de violación, y los restantes con otras formas de violencia.
En caso de que la víctima quiera denunciar ante el Ministerio Público prácticas agresivas, se le conduce a alguno de los tres Centros de Justicia que el STC tiene instalados en las estaciones Hidalgo, Guerrero y Pantitlán. Se trata de espacios donde confluyen varias dependencias del Gobierno del Distrito Federal (GDF), entre las que se encuentran la Procuraduría General de Justicia, la Secretaría de Salud y el propio Inmujeres DF.
Ahí también son trasladados y denunciados los agresores con quienes la víctima no vuelve a tener contacto, ni siquiera visual. “Estos espacios son únicos en América Latina porque bajo tierra se atiende institucionalmente a las mujeres a quienes tampoco se les revictimiza”, asevera Mícher Camarena.
Perspectiva masculina
Para Jorge Yáñez, coordinador general de Trodos, Círculo de Masculinidad, la implementación del Programa Viajemos Seguras en el Transporte Público de la Ciudad de México, cuyo eje rector consiste en separar a los hombres de las mujeres en el STC, Red de Transporte de Pasajeros, Trolebús, Metrobús y Tren Ligero, no debe verse con juicios de valor.
“(La medida) no es ni buena ni mala, sino pertinente y necesaria ante un problema de acoso y hostigamiento sexual ejercido por varones heterosexuales. Es una acción afirmativa encaminada a reducir este problema e insertada en esquemas más amplios como la recuperación de espacios y el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia”.
No obstante, el integrante de la organización civil conformada por varones y abocada a trabajar diversos temas desde la corriente profeminista, advierte que toda acción afirmativa genera reacciones, sobre todo en los sectores que se sienten afectados, en este caso miles de varones que no recibieron asertivamente el mensaje de que la paridad e igualdad significan una mejor repartición de las posibilidades.
Convencido, añade que la falta de una eficiente campaña de difusión ha provocado que la asignación de espacios exclusivos para mujeres en el transporte público para protegerlas de los agresores sexuales, ofenda a muchos hombres y genere ambientes de confrontación, pues no todos son acosadores u hostigadores.
“Incluso podrían gestionar amparos o interponer quejas sustentadas en el Artículo 1 constitucional, aunque ignoro si procederían por tratarse de una acción afirmativa, enfocada en este caso a reducir la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres”.
Sin embargo, para el también presidente del Consejo Consultivo del Inmujeres DF, el gran pendiente de esta política pública radica en la falta de una evaluación que indique el impacto en los varones ya que toda acción afirmativa debe tener un plazo para medir sus avances.
Al respecto, Guadalupe Cabrera, cuarta visitadora de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, apunta a Letra S que desde la entrada en vigor del Programa Viajemos Seguras a la fecha, ese organismo únicamente ha registrado la queja de un varón quien argumentó discriminación en la medida.
“El quejoso señalaba que a diferencia de las mujeres, él tenía que esperar hasta dos trenes antes de poder ingresar a algún vagón porque el resto estaba saturado. Nosotros concluimos que el programa no discrimina a los hombres debido a la existencia de una figura jurídica conocida como acción afirmativa, que significa la implementación de medidas encaminadas a disminuir la desigualdad entre mujeres y varones”.
No obstante, la experta en defensa de los derechos humanos advierte que las medidas contenidas en el programa no son suficientes para erradicar la violencia, pues se requieren políticas públicas integrales que vinculen a la ciudadanía. “Estas medidas, por mucho que sean mejores, no tendrán éxito rotundo si no están vinculadas a procesos educativos que expliquen la importancia del respeto a los derechos de las mujeres. Lo que se hace ahora es prevenir el delito, no se le está erradicando”.
Aun así, la visitadora califica el programa como “exitoso”, pues antes de su entrada en vigor, el número de abusos sexuales reportados por día en el metro ascendía a cinco, en tanto que ahora se ha reducido a uno.
Acciones afirmativas para las mujeres
La iniciativa está sustentada en el artículo 23 de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia en el Distrito Federal, el cual señala que el sistema de transporte público de la ciudad deberá “generar mecanismos de prevención, detección y canalización de las mujeres víctimas de violencia”, así como realizar estudios enfocados a elaborar políticas públicas que prevengan hechos violentos contra mujeres en el transporte.
El programa está conformado, además del STC, por los 100 autobuses exclusivos para mujeres “Atenea”, los cuales recorren 24 rutas en toda la capital, así como por el Metrobús, sistema en el que en diciembre de 2008 y septiembre de 2009, además de separar a usuarios y usuarias, se incorporó la campaña “No te pases” para difundir los derechos de las mujeres y fomentar la denuncia en caso de agresión sexual.
Los trolebuses, con dos unidades específicas para mujeres en el Corredor Cero Emisiones “Eje Central” y los trenes eléctricos, completan el esquema de transporte público dedicado a salvaguardar la integridad de las mujeres.
Malú Mícher sostiene que el Programa Viajemos Seguras no es consecuencia de la lucha feminista, puesto que la demanda de respeto y tránsito libre por la ciudad es de todas las mujeres independientemente si comparten o no esta corriente de pensamiento. En contraste, Fernando Huerta Rojas, investigador del Centro de Estudios Interdisciplinarios de Género, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, opina que sí lo es, pues a lo largo de los años las feministas han pugnado para ser reconocidas como individuos del orden social.
El coautor de Hombres ante la misoginia: Miradas críticas, subraya que a la iniciativa impulsada por el Inmujeres DF le falta una campaña argumentativa e imaginativa enfocada a promover la equidad de género, “para que el asunto no quede únicamente en la cuestión de que hay una víctima y un victimario, no porque no sea así, sino porque construyes de antemano estas dos condiciones dicotómicas y jerarquizadas”.
Para Leticia Cuevas, vocera de Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia, organización civil feminista, la medida ha contribuido a que las usuarias viajen seguras y tranquilas, y advierte que el programa estaría en riesgo en caso de que el PRD perdiera el voto mayoritario en la capital del país.
“Es importante presupuestar el trabajo preventivo en violencia y aprender a trabajar con los varones para involucrar en la política pública el enfoque de masculinidades, el cual no sustituye a la perspectiva de género, sino que es un mecanismo complementario que permitiría tener una visión integral hacia la equidad e igualdad”, remata Jorge Yáñez.
*Publicado en el número 177 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada el jueves 7 de abril de 2011

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