Actos vandálicos frente a colegio católico

Actos vandálicos frente a colegio católico

Me atrevo a tomar un espacio tan importante como el de El Correo Ilustrado porque quiero participar a los lectores de La Jornada un incidente que puede pasarle a cualquiera y que no debemos permitir. El 11 de marzo estacioné mi coche en Ximalcóyotl 148, frente al Colegio del Valle de México. En ese momento se me echaron encima tanto el cuidador que pretendía poner un tubo con cemento para impedir que me estacionara como las señoras que se encontraban estacionadas, quienes, lanzándome una serie de improperios y con toda prepotencia me exigían que me fuera de ahí, pues dijeron que ese lugar era para ellas, que esperaban a sus hijos.

Por supuesto, les respondí que ni la escuela ni ellas eran dueñas de la calle y que podían buscar lugares para estacionarse y caminar para recoger a sus hijos, como cualquier persona, dado que los espacios públicos no podían convertirse en privados por obra y gracia de su voluntad. La agresividad fue de tal envergadura, que llegó hasta las amenazas, a pesar de lo cual decidí dejar mi coche ahí, pues no podía permitir que pasaran por encima de mis derechos ciudadanos. Me ausenté por hora y media, y cuando regresé mi coche estaba totalmente vandalizado, con rayaduras en las puertas. Habían cumplido sus amenazas.

Se trata de una escuela católica que supuestamente debería poner en práctica los valores humanísticos que pregona pero, por el contrario, se creen que pueden pasar por encima de cualquier persona que se atreva a defender sus derechos. Lo que más preocupa es que ése es, justamente, el tipo de educación que transmiten a sus hijos, lo que sin duda explica la enorme corrupción que está matando a este país.

Ana María Aragonés