jueves, 12 de noviembre de 2009

[mmsc] Reflexiones de Fidel Castro: Una historia de ciencia ficción‏

tomado de Juventud Rebelde, jueves, 12 de noviembre de 2009)

Reflexiones de Fidel Castro:

Una historia de ciencia ficción

El líder de la Revolución Cubana se refiere al intenso programa que se
propone desarrollar el Presidente estadounidense, Barack Obama, en los
próximos días, y a los temas que abordará en este: el cambio
climático, la recuperación económica, el desarme nuclear, la guerra de
Afganistán, los riesgos de guerra en Irán y en la Republica Popular
Democrática de Corea. Según Fidel, "hay material para escribir un
libro de ficción".



Como lamento tener que criticar a Obama, conociendo que, en ese país,
hay otros posibles Presidentes peores que él. Comprendo que ese cargo
en Estados Unidos es hoy un gran dolor de cabeza. Quizás nada lo
explica mejor que lo informado ayer por Granma de que 237 miembros del
Congreso de Estados Unidos; es decir, un 44% de los mismos, son
millonarios. No significa que cada uno de ellos tenga obligación de
ser reaccionario incorregible, pero es muy difícil que piense como
cualquiera de los muchos millones de norteamericanos que carecen de
asistencia médica, están sin empleo o tienen que trabajar duramente
para ganarse la vida.

Obama, desde luego, no es un pordiosero, posee millones de dólares.
Como profesional fue destacado; su dominio del idioma, su elocuencia y
su inteligencia no se discuten. A pesar de ser afroamericano fue
electo Presidente por primera vez en la historia de su país en una
sociedad racista, que sufre de una profunda crisis económica
internacional, cuya responsabilidad recae sobre sí misma.

No se trata de ser o no antiestadounidense, como el sistema y sus
colosales medios de información pretenden calificar a sus adversarios.

El pueblo norteamericano no es culpable, sino víctima de un sistema
insostenible y lo que es peor: incompatible ya con la vida de la humanidad.

El Obama inteligente y rebelde que sufrió la humillación y el racismo
durante la niñez y la juventud lo comprende, pero el Obama educado y
comprometido con el sistema y con los métodos que lo condujeron a la
Presidencia de Estados Unidos no puede resistir la tentación de
presionar, amenazar, e incluso engañar a los demás.

Es obsesivo en su trabajo; tal vez ningún otro Presidente de Estados
Unidos sería capaz de comprometerse con un programa tan intenso como
el que se propone llevar a cabo en los próximos ocho días.

De acuerdo con lo programado, un amplio recorrido lo llevará a Alaska,
donde hablará con las tropas allí desplegadas; Japón, Singapur, la
República Popular China y Corea del Sur; participará en la reunión del
Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y de la Asociación
de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN); sostendrá conversaciones con
el Primer Ministro de Japón y su majestad el Emperador Akihito, en la
Tierra del Sol Naciente; los primeros ministros de Singapur y Corea
del Sur; el presidente de Indonesia, Susilo Bambang; el de Rusia,
Dmitri Medvédev, y el de la República Popular China, Hu Jintao;
pronunciará discursos y conferencias de prensa; portará su maletín
nuclear, que esperamos no tenga necesidad de usar durante su acelerado
recorrido.

Su asesor de Seguridad informa que discutirá con el Presidente de
Rusia la reivindicación del Tratado START-1, que vence el 5 de
diciembre de 2009. Sin duda, algunas reducciones en el enorme arsenal
nuclear se acordarán, sin trascendencia para la economía y la paz mundial.

¿Qué piensa abordar nuestro ilustre amigo en el intenso viaje? La Casa
Blanca lo anuncia solemnemente: el cambio climático, la recuperación
económica, el desarme nuclear, la guerra de Afganistán, los riesgos de
guerra en Irán y en la Republica Popular Democrática de Corea. Hay
material para escribir un libro de ficción.

Pero cómo va a resolver Obama los problemas climáticos si la posición
de su representación en las reuniones preparatorias de la Cumbre de
Copenhague sobre las emisiones de gases de efecto invernadero fue la
peor de todos los países industrializados y ricos, tanto en Bangkok
como en Barcelona, porque Estados Unidos no suscribió el Protocolo de
Kyoto, ni la oligarquía de ese país está dispuesta a cooperar verdaderamente.

Cómo va a contribuir a la solución de los graves problemas económicos
que afectan a gran parte de la humanidad, si la deuda total de Estados
Unidos —que incluye la del Gobierno Federal, los gobiernos estatales y
locales, las empresas y las familias— ascendía, al cierre del 2008, a
57 millones de millones, que equivalían a más del 400% de su PIB, y si
el déficit presupuestario de ese país se elevó a casi un 13% de su PIB
en el año fiscal 2009, dato que sin duda Obama no desconoce.

¿Qué le puede ofrecer a Hu Jintao si su política ha sido francamente
proteccionista para golpear las exportaciones chinas; si exige a toda
costa que el gobierno chino revalúe el yuan, lo cual afectaría las
importaciones crecientes del Tercer Mundo procedentes de China?

El teólogo brasileño Leonardo Boff —que no es discípulo de Carlos
Marx, sino católico honesto, de los que no están dispuestos a cooperar
con el imperialismo en América Latina— afirmó recientemente:
“…arriesgamos nuestra destrucción y la devastación de la diversidad de
la vida.”

“…casi la mitad de la humanidad vive hoy por debajo del nivel de
miseria. El 20% más rico consume el 82,49% de toda la riqueza de la
Tierra y el 20% más pobre se tiene que sustentar con un minúsculo
1,6%.” Cita a la FAO advirtiendo que: “…en los próximos años habrá
entre 150 y 200 millones de refugiados climáticos.” Y añade por su
cuenta: “la humanidad está hoy consumiendo un 30% más de la capacidad
de reposición… La Tierra está dando señales inequívocas de que ya no
aguanta más.”

Lo que afirma es cierto, pero Obama y el Congreso de Estados Unidos no
se han enterado todavía.

¿Qué nos está dejando en el hemisferio? El problema bochornoso de
Honduras y la anexión de Colombia, donde Estados Unidos instalará
siete bases militares. También en Cuba establecieron una base militar
hace más de 100 años y todavía la ocupan por la fuerza. En ella
instalaron el horrible centro de tortura, mundialmente conocido, que
Obama no ha podido cerrar todavía.

Sostengo el criterio de que antes de que Obama concluya su mandato
habrá de seis a ocho gobiernos de derecha en América Latina que serán
aliados del imperio. Pronto también el sector más derechista en
Estados Unidos tratará de limitar su mandato a un período de cuatro
años de gobierno. Un Nixon, un Bush o alguien parecido a Cheney serán
de nuevo Presidentes. Entonces se vería con toda claridad lo que
significan esas bases militares absolutamente injustificables que hoy
amenazan a todos los pueblos de Suramérica con el pretexto de combatir
el narcotráfico, un problema creado por las decenas de miles de
millones de dólares que desde Estados Unidos se inyectan al crimen
organizado y a la producción de drogas en América Latina.

Cuba ha demostrado que para combatir las drogas lo que hace falta es
justicia y desarrollo social. En nuestro país, el índice de crímenes
por cada cien mil habitantes es uno de los más bajos del mundo. Ningún
otro del hemisferio puede mostrar tan bajos índices de violencia. Es
conocido que a pesar del bloqueo, ningún otro posee tan elevados
niveles de educación.

¡Los pueblos de América Latina sabrán resistir las embestidas del imperio!

El viaje de Obama parece historia de ciencia ficción.

Fidel Castro Ruz
Noviembre 11 de 2009

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