Domingo 4 de diciembre de 2011, p. 5
La organización de derechos humanos Hijos México llevó a cabo ayer la denuncia pública que realizan cada primer sábado de mes frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), como hacen desde hace más de dos años.
En esta ocasión, los activistas repartieron uvas a los transeúntes y les pidieron que escribieran una carta de Navidad
con sus deseos de justicia para 2012. En cartulinas o a través del micrófono, diversas personas pidieron juicio y castigo para los responsables de crímenes, presentación con vida de los desaparecidos y empleo justo y decoroso, entre otras reivindicaciones.
A propósito del final del año, Pablo Álvarez, integrante de Hijos México, lamentó que en 2011 la situación de los derechos humanos cambió para mal, pues los ataques contra los activistas se recrudecieron de forma notable.
Hace un año estábamos con el asesinato de Marisela Escobedo, luego mataron a Nepomuceno Moreno y ayer balearon a Norma Andrade (de la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa). También está la muerte de la ex esposa de Lucio Cabañas, y ahora amenazaron hasta a Greenpeace
, subrayó.
Ello forma parte de una escalada de violencia contra las personas que alzan la voz para exigir justicia. Vemos con preocupación cómo se ataca no sólo a líderes sociales, sino también a defensores de derechos humanos, ambientales o laborales. Todos [son] metidos en el mismo saco de la lucha contra la delincuencia para poderlos reprimir
.
En el caso del delito de desaparición forzada, el ejemplo de la falta de compromiso del gobierno mexicano por evitar que este fenómeno persista y compensar debidamente a las víctimas, es el trato irrespetuoso que se brindó a la familia de Rosendo Radilla, al enviar al acto de aceptación de culpabilidad del Estado a un funcionario menor.
El cierre de este sexenio está enmarcado por el asesinato de activistas, y tememos que la escalada siga tratando de acallar voces que denuncian lo que pasa en el país. Si ya hay 50 mil muertos, esto puede terminar con cubetadas de sangre, pero eso no nos detendrá, pues aunque la gente no esté organizada, sigue teniendo un clamor de justicia, aseveró
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