A pesar de los esfuerzos que ha realizado el gobierno de México para proteger a los migrantes indocumentados que atraviesan el territorio, éstos siguen siendo víctimas de secuestros, asesinatos y extorsiones, como lo demuestra el caso de Mirna Grisel Rosales Núñez, salvadoreña que falleció en su intento de ingresar a Estados Unidos.
Durante una misa realizada ayer en recuerdo de la migrante, el cónsul de El Salvador en México, Alfredo Díaz Barrera, señaló que aunque no se sabe cuáles fueron las circunstancias exactas del fallecimiento de Rosales, su cuerpo fue identificado en Arizona, Estados Unidos.
Las autoridades diplomáticas salvadoreñas han brindado apoyo a la familia de la migrante y han insistido en que se esclarezca si su muerte fue un asesinato, y en ese caso, dar con los responsables
, afirmó.
Aunque consideró que la nueva Ley de Migración representa un avance, Díaz urgió a que se apruebe el reglamento y lamentó que pese a la atención que han generado los crímenes contra indocumentados, éstos siguen padeciendo dificultades terribles durante su tránsito por México.
Nos da mucha tristeza ver que en la ruta del migrante siguen proliferando la extorsión, el asesinato y la trata de personas. A pesar de todo sentimos que las autoridades mexicanas han estado más atentas; es un proceso lento pero sostenido de fortalecimiento de las instituciones
, dijo el cónsul, quien descartó que México sea un país xenófobo.
El director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, José Rosario Marroquín –quien ofició la misa–, destacó que las tragedias que viven los migrantes están relacionadas con los efectos negativos del capitalismo, que ha devastado la producción y los mercados de trabajo en todo el mundo.
A pesar de lo anterior, hizo un llamado a que los pueblos no se rindan ante las injusticias y las violaciones a los derechos humanos, y que retomen el Evangelio para resistir ante la adversidad.
A la eucaristía asistieron miembros de la comunidad salvadoreña en México, quienes lamentaron que a pesar de haber vivido en el país durante muchos años, aún tienen miedo de ser agredidos o discriminados, aunque también destacaron la solidaridad y ayuda que han recibido de muchas personas y organizaciones civiles
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