Académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) producen piel humana y hueso a partir de la ingeniería de tejidos, con lo que se busca reparar o sustituir esas partes del cuerpo, así como órganos dañados por diferentes causas y modular sus respectivas funciones.
Andrés Castell Rodríguez, jefe del Departamento de Biología Celular y titular de la Facultad de Medicina de la UNAM, explicó que para alcanzar estos objetivos son necesarios tres elementos: células que puedan ser diferenciadas a otro tipo celular, como de tejido adiposo o de médula ósea; andamios elaborados con biomateriales, para colocar esas células en ellos, y citocinas o factores de crecimiento, que permiten que aquéllas crezcan y funcionen de manera adecuada en un modelo in vitro, que después será trasplantado a uno en vivo.
La piel producida en el laboratorio puede colocarse en pacientes quemados o en personas con cicatrices hipertróficas o queloides, o con una gran retracción cutánea en alguna parte del cuerpo. En tanto, el material óseo producido en laboratorio sirve a quienes presentan pérdida o nula recuperación de esa masa por fracturas u otras causas.
No se trata de una piel perfecta, pues no tiene pelo, glándulas, ni mielanocitos (células que producen melanina, un pigmento de la piel, ojos y pelo, cuya principal función es bloquear los rayos ultravioleta del Sol), pero los académicos ya trabajan para mejorarla en el laboratorio, dijo Castell Rodríguez. Le añadimos pelo en los parches, pero lo que nos falta es hacer más rápido el proceso de producción
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