El consumo nocivo de alcohol entre adolescentes es un grave problema de salud pública que está presente en la mayoría de las muertes de 20 mil jóvenes que ocurren cada año por hechos violentos. La mitad de ellos son menores de 18 años, y lo más grave es que aunque es un delito penal procurar o venderles bebidas embriagantes, actualmente es un fenómeno común, producto de la permisividad social, incluso dentro de las familias.
Los testimonios de las experiencias personales de Yolanda Martínez –cuyos hijos perdieron la vida por causa de un hombre alcoholizado que a propósito embistió el vehículo en que viajaban los jóvenes– y Joaquín Quintana –su hijo sufrió graves lesiones en un conflicto donde los protagonistas también estaban borrachos– fueron el marco en que ayer se suscribió el Pacto Nacional Cero Alcohol a Menores.
Lo mejor sería erradicar el consumo de bebidas embriagantes entre los niños y adolescentes, subrayó Quintana, quien llamó la atención sobre el papel que en esta tarea tienen los padres de familia, sobre todo aquellos que están de acuerdo en que sus hijos prueben las bebidas o les facilitan el dinero, e incluso las credenciales de elector falsas para que los dejen entrar a los bares o antros.
Del otro lado están los establecimientos comerciales que incumplen la ley con la confianza de que los operativos policiacos o de inspección no llegan.
Al acto realizado en el Museo Memoria y Tolerancia asistió Margarita Zavala, presidenta del DIF nacional, quien subrayó que ante la imposibilidad de asignar un policía a cada joven, y porque no hay operativo que alcance para inspeccionar todos los bares del país, los dueños de dichos negocios tienen la responsabilidad ética y social de no vender alcohol a niños y adolescentes.
Subrayó que en esta tarea deben participar todos los sectores y reconoció el trabajo que han realizado las autoridades del Distrito Federal. Ahí estaban el procurador de Justicia capitalino, Miguel Mancera, y el secretario de Salud, Armando Ahued. Ellos se dan cuenta, les llegan justamente las consecuencias, lo qué pasa en una familia: accidentes, muerte y discapacidades que se provocan precisamente por no prevenir, por no hacer algo
.
También advirtió que la familia es el primer centro de prevención. Ahí es donde se tiene que actuar, mientras que a los dueños de establecimientos mercantiles –representados en el evento– les toca dejar de poner pretextos. Hay muchas cosas que toleramos, pero todos sabemos perfectamente cuando un niño es un niño
, advirtió.
Sólo en el Distrito Federal, los percances en los que está involucrado el alcohol son la primera causa de muerte entre individuos de 15 a 29 años.
El titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones, Carlos Tena, dijo que en México 27 por ciento de la población bebe grandes cantidades de alcohol por ocasión, y 9 por ciento de quienes lo hacen tienen menos de 18 años.
Resaltó que en este grupo de edad los daños al sistema nervioso central son irreversibles. Con la ingesta de alcohol primeramente se afecta el lóbulo frontal, responsable del juicio, la autocrítica y donde se detectan situaciones de riesgo. Por eso se triplica la posibilidad de desarrollar dependencia a la bebida y aumenta 16 veces el riesgo de consumir otras drogas.
El pacto nacional fue firmado por representantes de productores, distribuidores y comercializadores de bebidas, autoridades, organizaciones civiles y de padres de familia que se comprometieron a vigilar que la ley se cumpla.
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