Los panistas han sostenido un ataque sistemático a las instituciones públicas, que les molestan
Domingo 3 de abril de 2011, p. 36
Las universidades son la conciencia crítica de una nación; demandar que sus miembros dejen de cuestionar, analizar y proponer ante los conflictos que enfrenta el país es un intento por arrebatar la esencia de esas instituciones, asegura Imanol Ordorika Sacristán, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM.
Indica que una de las obligaciones de los universitarios es criticar lo que sucede en el contexto nacional e internacional para encontrar soluciones a las diferentes problemáticas que enfrenta México; esto se inscribe como parte de su compromiso social, sobre todo de las públicas y autónomas.
Experto en el análisis de temas de educación y autonomía universitaria, lamenta que en México existan algunos coros de intelectuales
afines al partido en el poder y en particular al secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, que intenten callar las voces críticas que surgen en la universidad.
“Al partido en el gobierno, el PAN, le molesta la crítica sobre distintos temas nacionales que hacemos los universitarios. Es algo que les incomoda. Entonces lanzan distintas voces en los medios de comunicación para criticar a la UNAM por ocuparse de temas ‘externos’ (de la realidad nacional), que justamente son la materia de la que se tienen que ocupar los universitarios.”
En entrevista, el también director de Evaluación Institucional de la UNAM subraya que las administraciones panistas han mantenido un sistemático ataque a las universidades públicas. Lo que está en juego es el modelo educativo del país, y ellos apuestan por el privado, donde la crítica es más laxa
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Sostuvo que los ataques son contra muchas universidades públicas y desde diferentes frentes, pues hasta el PRD es protagonista de ellos. La autonomía de la Universidad Juárez Autónoma de Durango ha sido dañada por el gobierno del estado y el Congreso local para interferir en el nombramiento de rector; en Jalisco, el gobernador Emilio González Márquez afectó a la Universidad de Guadalajara al retener los recursos federales que por ley correspondían a la institución; y el más reciente es el intento de la Asamblea Legislativa del DF –a propuesta de un priísta y apoyado por el PRD– por atentar contra la autonomía de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
La Universidad Nacional también es constante blanco de esos ataques orquestados desde el poder. Se basan en dos argumentos sin fundamento: dicen que no rinde cuentas. Pero la UNAM lo hace ante sus propios organismos; por voluntad propia ante la Cámara de Diputados por el uso de sus recursos; a la Auditoría Superior de la Federación, tanto de carácter financiero como sobre desempeño como institución educativa; además rinde cuentas de las actividades que desarrolla a través de Internet y de muchos otros mecanismos
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Para Ordorika aquellos que afirmen que la UNAM no rinde cuentas y sólo pide dinero incurren en ataques sistemáticos y malintencionados, o por lo menos están mal informados
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El otro tipo de embestida contra la máxima casa de estudios es precisamente el intento por callar las críticas. Muchos de estos ataques se han centrado en la figura del rector de la UNAM, José Narro Robles, que como representante de los universitarios no sólo tiene el derecho, sino la obligación y la responsabilidad social de opinar sobre los principales temas de la vida nacional
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Aunque no es el único que lo hace. Todos los días académicos de la UNAM opinamos sobre temas educativos, de salud, energía, medio ambiente, campo, problemas de la economía. Esa es la característica de la universidad pública. Aun cuando les incomode es responsabilidad de todos los universitarios mantener una posición crítica ante los hechos que se presentan en el país y el mundo. Es algo de lo que no vamos a abdicar. El ser críticos es una característica imprescindible de la universidad
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La visión más progresista de autonomía no se refiere a autopreservarnos para hacer lo que queremos encerrados en las instituciones; tiene que ver con el derecho para intervenir desde la universidad con ideas, críticas, debates y proyectos alternativos en los problemas fundamentales de la sociedad mexicana y del mundo que nos rodea. No es un estilo personal ni un proyecto político individual, se trata de un papel que debemos jugar los universitarios
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