En este campo de concentración policías y narcostorturan a todas horas”
Mauricio Ferrer y Juan G. Partida, corresponsales
Periódico La Jornada
Sábado 30 de noviembre de 2013, p. 23
Sábado 30 de noviembre de 2013, p. 23
Guadalajara, Jal., 29 de noviembre.
Es difícil decidir continuar por el camino estrecho, a un lado del río Lerma, que divide Michoacán y Jalisco. En la zona han encontrado 65 cuerpos en fosas clandestinas.
Es más complicado cuando un hombre baja de un vehículo y confirma que ese lugar es una especie de campo de concentración, donde narcotraficantes y policías municipales torturan a todas horas. Palabras más, palabras menos, lo que quiere decir es:
mejor váyase.
El hombre señala: “A esos carrizales (unos 50 metros atrás) ya nadie entra. A cualquier hora de la mañana o de la noche la misma policía de La Barca trae a la gente que levanta, y los narcos los torturan y los matan”.
Sólo suelta una leve sonrisa cuando se le pregunta qué cártel del crimen organizado usa ese sitio. Toma un cigarrillo con los dedos temblorosos, lo prende, fuma y exhala una bocanada de información:
Yo podría decir muchas cosas, pero uno desconfía. La gente sabe dónde viven, qué hacen, saben de qué grupo son, pero nadie hace nada. Aquí en La Barca antes era tranquilo, pero desde hace un tiempo, a las 11 de la noche, está como se ve aquí, solo, vacío, nadie sale. Lo mejor es que no anden aquí si no quieren que les pase algo.
En reversa hasta la brecha que conduce de regreso a La Barca. Guantes de látex, sobres abiertos de bactericidas y cartuchos de escopeta yacen por el camino. Quién sabe si fueron dejados ahí por los médicos forenses que desde hace más de 20 días buscan cuerpos en la zona o de alguna célula de Los caballeros templarios o del cártel Jalisco Nueva Generación que se disputan la región, según las versiones oficiales
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