Quedaron bajo custodia de la autoridad migratoria 30 dreamers indocumentados
Esperaban legalizar su situación en Estados Unidos por la posibilidad que abrió la Dream Act
Los jóvenes, que llegaron a Estados Unidos siendo niños, procedentes de Centroamérica y México, hicieron fila para buscar quedarse en ese país al que consideran su hogarFoto Carlos Figueroa
Carlos Figueroa
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 1º de octubre de 2013, p. 39
Martes 1º de octubre de 2013, p. 39
Nuevo Laredo, Tamps., 30 de septiembre.
Ingrid Gallegos Reyes sólo tiene 13 años. Es la más pequeña de los dreamers o soñadores que cruzaron la frontera de México y Estados Unidos por esta entidad y que, dada su situación de sin papeles, quedaron bajo custodia de agentes de migración.
Ella cruzó acompañada de su hermana Yessica, de 16 años. Estuvieron con sus padres Plácido Gallegos y Victoria Reyes mientras esperaron en la garita y, a la distancia, hasta que pisaron territorio estadunidense.
Sé que me pueden arrestar, pero no me da miedo. Voy de regreso a casa, aseguró la menor, quien dijo que luchará para seguir estudiando y un día llegar a ser médico.
Ingrid llegó a Estados Unidos cuando tenía dos años. Ella, al igual que su hermana y sus padres, son mexicanos. No tenían documentos y en los años recientes, cuando se intensificó la persecución contra inmigrantes, sus padres temieron ser deportados, por lo que Plácido y Victoria decidieron regresar con sus dos hijas a Quintana Roo, de donde son originarios.
Ingrid y Yessica hablan español, pero no lo escriben, y esto hizo muy difícil su integración escolar. Hablan y escriben en inglés.
La posibilidad que abrió la Dream Act, y la acción diferida que ordenó el presidente Barack Obama el 15 de junio de 2012 para regular la situación migratoria a quienes llegaron niños a Estados Unidos, si llenan ciertos requisitos-, hizo que las dos adolescentes decidieran unirse a un grupo de jóvenes que comparten su situación y regresar a Estados Unidos, país que consideran su hogar al sentirse extrañas en México, de donde salieron muy pequeñas.
Ingrid y Yessica fueron las penúltimas en cruzar a Laredo, Texas. Su madre las acompañó hasta donde le fue posible. Las tres lloraban, y al mismo tiempo se consolaban y daban ánimo para seguir adelante, junto con otros 30 dreamers.
Durante varios días permanecieron en la Casa del Migrante Nazareth, mientras se realizaban las acciones legales para poder acudir al puente internacional. Se prepararon, dicen, porque sabían que al cruzar serían arrestados o puestos bajo custodia de las autoridades migratorias.
La abogada Alma Rosa Nieto aseguró que es un caso especial, porque es un grupo de dreamers que tienen de uno a varios años fuera de Estados Unidos.
Una historia que se repite
La fila de soñadores era encabezada por Elsie Nuñes, de 23 años, hondureña, quien lleva en brazos a su hija Elsie Martínez Núñez, de cuatro años, ciudadana estadunidense, pero que vive con ella en Honduras porque su padre está detenido por indocumentado.
Yo tuve que viajar a Honduras con mi hija por un problema familiar y, cuando veníamos de regreso a la frontera, mi esposo decidió venir a recoger a la niña, que es ciudadana estadunidense, pero lo arrestaron en el camino y le dieron seis meses de cárcel.
Y la historia se repite. Edgar Torres y Lorena Vargas, dos jóvenes mexicanos que vieron truncados sus estudios en aquel país por no tener documentos, ahora pretenden regresar
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