Tengo mucho miedo. No me explico qué está pasando
, asegura la activista Norma Esther Andrade tras el atentado que sufrió el viernes pasado en la puerta de su casa, en la colonia CTM Culhuacán, en la delegación Coyoacán, que la dejó herida.
En entrevista con La Jornada, la fundadora de la organización Nuestras hijas de regreso a casa –que busca justicia para las víctimas de feminicidio en Chihuahua– manifesta sentir rabia, coraje e impotencia, porque tengo que estarme escondiendo en mi propio país
.
En diciembre pasado, Andrade y su hija Malú García fueron agredidas por un desconocido con un arma de fuego en Ciudad Juárez, por lo que buscaron refugio en el Distrito Federal. Pensé que aquí no tendría problemas; he mantenido un bajo perfil, no había hecho declaraciones a la prensa. Pero veo que no es así
.
Por ello, demanda a los gobiernos federal y de Chihuaha atender las peticiones –realizadas después del atentado de diciembre– de las comisiones Nacional e Interamericana de Derechos Humanos de brindarle medidas cautelares para su protección.
Recuerda que en 2002 el entonces coordinador de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados, Felipe Calderón, se reunió con ella y otras madres de víctimas de feminicidios. “Me dijo: ‘me pongo en sus zapatos’. Hoy me pregunto: ¿dónde está ese señor que se iba a poner en mis zapatos? ¿Por qué si soy mexicana me tienen que ofrecer protección en otros países y no la puedo obtener en el mio?
Físicamente voy saliendo, pero sicológicamente no. Siento mucho miedo. Eso me enoja porque no es mi naturaleza. Me molesta mucho tener que esconderme. Quizá fue exceso de confianza; en Juárez, cuando uno sale voltea para todos lados, tratas de percatarte si te van siguiendo en el auto y aquí, en la ciudad de México, perdí eso. Me sentía segura, tranquila.
El ataque ocurrió el viernes, luego de que la activista dejó a su nieto en la escuela: “Regresaba por una calle transitada, era horario escolar y había muchas madres, eso me daba confianza. Salí sin bolso, sin celular y no uso joyas y, sin embargo, cuando estoy por abrir la puerta de casa siento a alguien atrás de mí. Al voltear lo primero que veo fue la navaja. En ese momento mi primer pensamiento fue ‘¡otra vez, no!’ El desconocido no dijo nada y yo empiezo a defenderme, a manotear, pero sólo con mi brazo derecho, pues el otro no lo puedo mover.
Debido al forcejeo el sujeto y yo caímos y es cuando me encaja el arma. Afortunadamente no dañó la yugular ni la carótida. Estoy consciente (de que el daño no fue mayor) porque ahora sí me defendí. Él huye hacia la calle Rosario Castellanos y yo pido apoyo a mi niña (nieta), que estaba en casa.
Andrade sabe que su seguridad está en riesgo y su mayor preocupación son sus dos nietos. Esa es la razón principal por la que analiza la posibilidad de dejar el país.
En realidad no tengo expectativas de que capturen a quien me atacó; ya no confío en las autoridades. No he escuchado una sola palabra de Calderón, ni siquiera para que demuestre que está enterado. ¿Por qué si soy mexicana tengo que esconderme como una ladrona? ¿Dónde está mi Presidente? Quizá yo soy de lo más bajo (clase popular) de México, pero ¿por qué me tengo que ir? ¿Por qué no me puede proteger mi gobierno?
La activista, sus familiares y muchos de los colaboradores de Nuestras hijas de regreso a casa han recibido numerosas amenazas desde junio de 2002. Antes eran ataques del gobierno porque exigiamos justicia. Pero las agresiones actuales estoy segura que vienen de otros grupos, de aquellos a los que no les conviene que lo que denunciamos se destape.
Andrade ha recibido el apoyo y solidaridad de diversas organizaciones, como de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amnistía Internacional, centros nacionales y regionales de defensa de las garantías fundamentales, así como del Gobierno del Distrito Federal, que realiza las indagatorias.
Sostiene que empleados de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas de la Procuraduría General de la República la visitaron, pero sólo para decirle que declinarían la indagatoria.
No traían ningún mensaje del Presidente, sólo me dijeron que no atraerían la investigación. ¿Por qué tiene que hacerse responsable el gobierno de la ciudad de México? Agradezco su apoyo, pero carajo, no creo que sea su responsabilidad, sino del gobierno federal y del de Chihuahua. En verdad hoy me pregunto: ¿dónde está aquel diputado que en 2002 dijo que se pondría en mis zapatos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario