Martes 14 de febrero de 2012, p. 7
Un dirigente puede poner en riesgo su vida, pero no tiene derecho a poner en riesgo la vida de los demás
, señaló Andrés Manuel López Obrador al explicar, en su mensaje semanal, que el plantón de Reforma, tras el fraude electoral
de 2006, evitó que se desbordara el movimiento que encabeza y en consecuencia hubiera muchos muertos, mucha violencia
.
El precandidato presidencial planteó que se siente contento porque, a pesar de que trataron de estigmatizarnos
e intentaron borrarnos
por esa acción, en las encuestas se ubica con una aceptación de 20-25 por ciento.
¿Cuánto significa eso del número total de ciudadanos que hay en todo el país? Pues 16-18 millones de mexicanos. ¿Y cuántos votos nos reconocieron en las elecciones de 2006? 14 millones 300 mil; ahí estamos y que conste, no ha sido fácil informar y hacer que la gente despierte, porque sigue el dominio de los medios de comunicación, que es apabullante.
A partir de una entrevista que le realizaron en octubre de 2011 en su casa, López Obrador manifestó: Claro, pagamos un precio altísimo (por el plantón de Reforma), porque nuestros adversarios utilizaron eso; fue terrible la campaña de desprestigio y no nos ha dado tiempo; además, no tenemos cómo comunicarlo, cómo explicar que fue un acto de absoluta responsabilidad
.
Para ejemplificar sobre los costos que puede tener una protesta de ese alcance citó lo ocurrido en Egipto para destituir a Hosni Mubarak: “800 muertos en dos, tres meses. ¿Qué lograron? Hay una junta militar. Nosotros no queremos eso; además, un dirigente puede poner en riesgo su vida, pero no tiene el derecho de poner en riesgo la vida de los demás.
Son momentos muy difíciles en los que uno tiene que decidir. Yo tenía elementos suficientes como para saber en ese entonces (2006) que había mucha molestia, mucho coraje y que se nos iba a desbordar el movimiento y que iba a haber mucha violencia
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