Washington, 17 de enero. La asamblea general de la Organización de Naciones Unidas (ONU) debería dedicar una sesión especial a los estragos que las enfermedades mentales y el abuso de drogas pueden causar en la sociedad y la economía, declararon expertos en salud.
Todos los países se ven afectados por la carga de los trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias (MNS, por su sigla en inglés), pero, a menudo, aquellos que los sufren enfrentan discriminación y abusos de derechos humanos, afirma un artículo publicado en la revista PLoS Medicina.
Ha llegado el momento de reconocer en los altos niveles de desarrollo, es decir, en la asamblea general de la ONU, la necesidad urgente de una estrategia global para la carga de los desórdenes MNS
, afirman los autores principales del texto, Vikram Patel, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, y Judith Bass, de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins, en Estados Unidos.
Los especialistas argumentan, además, que se necesita inversión en tres áreas claves: para expandir el conocimiento de los desórdenes de salud mental, para mayor acceso a programas de cuidado y tratamiento basados en evidencia, y para la protección de los derechos humanos.
Además se podría elaborar una lista de principales necesidades que deben ser atendidas y los pasos a seguir en un estatuto popular para la salud mental
, en el que familiares, investigadores, responsables políticos y otras partes realicen aportaciones.
El artículo destaca que los desórdenes neurosiquiátricos supondrán un gasto de 16.1 billones de dólares globales en las próximas dos décadas, con un impacto grave en la productividad y la calidad de vida
, sobre todo de la población mayor.
Un total de 25 millones de personas tienen demencia en todo el orbe, número que se multiplicará hasta alcanzar 80 millones en 2040, con casi 75 por ciento de los pacientes dementes concentrados en países de ingresos bajos o medios. Mientras tanto, los suicidios son causa de un millón de muertes al año y casi 4 por ciento de todas las defunciones en el mundo son atribuibles al alcohol.
La enfermedad mental también induce comportamientos arriesgados que terminan en padecimientos. Los desórdenes depresivos incrementan marcadamente el riesgo de enfermedades no transmisibles, como diabetes, cardiovasculares, derrames cerebrales y demencia
, advierte el artículo.
Los conflictos, los desplazamientos, la pobreza, la violencia de género y otros determinantes sociales incrementan el riesgo de transtornos MNS, añaden
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