La industria ejerció presiones para que en el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria quedaran fuera estímulos e impuestos que modificaran las curvas de oferta y demanda en cuanto a productos nocivos para la salud, según consta en el borrador y documento final realizado en este sentido.
El acuerdo, elaborado por la Dirección general de promoción a la salud de la secretaría del ramo, que se presentó en 2010, dejó fuera esos planteamientos. Se limitó a proponer como voluntarias las medidas en la mercadotecnia y publicidad; innovar y desarrollar nuevos productos, y promover el deporte y actividad física.
El borrador de 2008 de este acuerdo señaló, en un diagnóstico, que la obesidad y el sobrepeso son favorecidos por la condición de pobreza de las familias y planteaba aplicar impuestos a los alimentos poco saludables.
En situación de pobreza la falta de ingestión de ciertos alimentos lleva a la deficiencia de algunos nutrimentos como el zinc, que pueden producir retraso en el crecimiento y aumenta el riesgo de presentar sobrepeso en la edad adulta, en caso de que haya una ingestión de alimentos de alta densidad energética
, indicaba el borrador del documento, denominado Prevención de la obesidad y las enfermedades crónicas: una política de Estado, énfasis en el componente alimentario.
El documento, elaborado también en la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, señaló hace cuatro años que el acceso a alimentos saludables y su disponibilidad enfrenta barreras económicas para adquirirlos, debido a que los productos procesados con alta densidad energética y sodio, así como las bebidas azucaradas, se expenden a bajos precios.
En ese documento se propusieron estímulos e imposiciones fiscales, los cuales han sido recomendados y utilizados por países como Canadá y Reino Unido para promover una alimentación sana.
Se espera que el uso de estos instrumentos tenga efectos sobre la alimentación y la actividad física de la población debido a que se alteran los precios de los alimentos, así como los de los servicios y artículos concernientes a la actividad física
, agregó.
Se propuso excluir del impuesto al consumo y subsidiar los alimentos saludables, así como distribuirlos en zonas marginadas. También se planteó excluir del impuesto al consumo los servicios y productos que se ofrezcan para realizar alguna actividad física y proveer créditos fiscales para incentivar el deporte. Los impuestos se aplicarían a alimentos poco saludables.
El documento indicó que en 2012 se habría concertado con medios de comunicación para evitar la presión sobre la población para consumir bebidas azucaradas y alimentos de alta densidad energética, y la población ya podría distinguir entre una alimentación saludable y una de alta densidad energética, y tendría acceso a alimentos libres de grasas trans
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