jueves, 18 de agosto de 2011

Erotismo en la vejez, motivo de bienestar para muchos

Erotismo en la vejez, motivo de bienestar para muchos

Un porcentaje considerable rompen mitos y disfrutan de la vida en esta área

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Pareja baila danzón, durante una celebración para adultos mayores en el DFFoto Cristina Rodríguez /archivo
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Una pareja observa una obra en una exposición en el Palacio de Cultura Banamex, del centro de la ciudad de MéxicoFoto Cristina Rodríguez /archivo
Ariane Díaz
Periódico La Jornada
Jueves 18 de agosto de 2011, p. 2

El ejercicio de la sexualidad durante la vejez se enfrenta al estereotipo de que las expresiones sexuales o eróticas son propias de la juventud, lo que las cancela en automático para otros sectores de la población. Sondeos a escala internacional indican que 53 por ciento de los hombres y 21 por ciento de las mujeres de entre 70 y 80 años tiene relaciones sexuales en activo.

Mientras culturas como la china consideraban hace miles de años que la relación sexual era obligatoria hasta los 70 años, tanto para mujeres como para hombres, porque pensaban que el sexo era favorable para la salud, actualmente prevalecen mitos como que los ancianos no tienen deseo sexual ni capacidad para hacer el amor, que son frágiles y propensos a lastimarse si intentan el coito, que son poco atractivos e indeseables, o que si se involucran en actividades sexuales son perversos, entre otros, explica Julieta Jiménez, educadora sexual de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, AC (Amssac), en su ensayo a propósito de la sexualidad en el adulto mayor.

Eusebio Rubio-Aurioles, director general de dicha asociación, refiere que la actividad sexual en adultos mayores ocurre en porcentajes muy altos e incluso sigue conservando relevancia para quienes la ejercen, además de que la calidad y frecuencia de la misma no es muy distinta de cuando se es más joven.

Estudios recientes en la materia revelan que en México alrededor de 79 por ciento de las personas de entre 40 y 80 años de edad considera que su vida sexual es importante y que 85 por ciento afirma que la calidad de vida en ese plano es motivo de conversación con su pareja.

De acuerdo con diversos especialistas, el Estudio Global de Actitudes y Comportamientos Sexuales realizado por la farmacéutica Pfizer –que consultó a más de 26 mil hombres y mujeres en 29 países de todas las regiones del mundo– es un referente que da cuenta del ejercicio y el interés de esa población en su vida sexual.

Para Yolanda Falcón, sicoterapeuta corporal, la vejez es la última oportunidad de disfrutar de la vida en todos los sentidos, incluida la sexualidad.

En realidad, coinciden los especialistas, existe una continuidad de dichas expresiones eróticas, si bien hay una serie de condicionantes que las modulan, como el estado de salud de cada persona y la presencia o no de una pareja sexual.

Ignacio Flores, ginecólogo adscrito al área de Biología de la Reproducción del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del Issste, explica que la menopausia genera cambios orgánicos importantes y afecta la esfera emocional, lo que redunda en una disminución del deseo sexual y la frecuencia en los encuentros de este tipo.

No obstante, asegura Rubio-Aurioles, eso no significa que la capacidad de gozo y el deseo sexual no puedan volverse a activar.

Otras causas que determinan el ejercicio de la vida sexual son la presencia de enfermedades agresivas como diabetes o cáncer; o bien, el tratamiento para combatirlas.

Arturo Manzanilla, jefe del servicio de Urología del Hospital General de México, explica que los efectos colaterales de tratamientos para padecimientos prostáticos (que afectan a 50 por ciento de los hombres mayores de 50 años y que aumenta en porcentaje conforme avanza la edad), ya sean farmacológicos o quirúrgicos, van desde la disminución de la libido hasta secuelas permanentes de disfunción eréctil.

Debido a estos cambios la sexualidad en el anciano debe considerarse en una forma amplia e integral y eso incluye disminución en el número de coitos y aumento proporcional de otras actividades sexuales, como aproximaciones físicas, caricias, ratos de intimidad emocional o masturbaciones, indica Jiménez.

Lucía Vázquez Campero, sicóloga adscrita al área de Capacitación del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), explica que la información juega un papel fundamental para el ejercicio pleno de la vida erótica: Hay un desconocimiento de los cambios fisiológicos y mitos en torno a las enfermedades. Lo ideal es acudir a un médico.

Rubio-Aurioles refiere una investigación realizada en el Reino Unido, la cual demostró –luego de estudiar los hábitos sexuales de hombres mayores de 60 años por espacio de dos décadas– que aquellos con una vida sexual activa (es decir, con encuentros sexuales una o dos veces por semana) enfermaban menos del sistema cardiovascular y morían menos por esa causa.

Para el director de Amssac, la vida erótica en la tercera edad sigue siendo importante para ellos y tiene íntimas conexiones con el estado de bienestar, además de un efecto protector sobre la calidad de vida.

Los factores sicosociales también juegan un papel importante. La soledad y la dificultad para superarla debido a los prejuicios que existen en torno a encontrar una nueva pareja, en el caso de personas viudas o separadas, es una gran barrera para la vida sexual plena a esta edad.

El derecho a la privacidad del anciano es algo que casi no se dice. Los hijos se hacen cargo de sus padres a costa de su propia privacidad y capacidad de gozo. La misma sociedad les cancela la oportunidad de tener una vida íntima, considera Rubio-Aurioles.

La instructora del Inapam considera fundamental reconocer que las personas mayores tienen las mismas necesidades interpersonales que los jóvenes y adultos.

En el caso de las parejas que permanecen unidas, Falcón refiere que la buena o mala sexualidad depende de la armonía en la relación. Cuando hay resentimientos acumulados por uno o ambos miembros de la pareja, la sexualidad será mediocre o dejará de existir

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