El valor económico del trabajo doméstico no remunerado, contabilizado en millones de pesos, equivale a 21.7 por ciento del producto interno bruto (PIB). Cuatro quintas partes de esa riqueza la producen las mujeres y el resto los varones, asegura un estudio publicado por el Instituto Nacional de las Mujeres.
Además, al considerar actividades domésticas específicas, la investigación, titulada Valor económico del trabajo doméstico en México, aportaciones de mujeres y hombres, corrobora que los roles de género se mantienen.
Lo anterior lo demuestra, por ejemplo, que en el rubro de reparaciones la proporción que absorben los hombres es de 83 por ciento, mientras la preparación de alimentos, limpieza de vivienda, lavado y planchado de ropa representan 87, 81 y 85 por ciento, respectivamente, de las horas dedicadas por mujeres a esas actividades.
Las más equitativas son: transportación de integrantes del hogar y gerencia
del hogar.
El estudio, a cargo de Mercedes Pedrero Nieto, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México, refiere que el tiempo dedicado al cuidado de los niños supera por 155 millones de horas el invertido por las mujeres al de los hombres.
Esto es coherente con el hecho de que del total de tiempo dedicado a los menores 80 por ciento es femenino
, subraya el texto.
Contar el tiempo dedicado al trabajo doméstico en detalle permitió traducirlo en valor económico, lo cual posibilitó hacerlo visible y valorar su impacto en la economía, apunta la investigación, basada en las encuestas nacionales de Ocupación y Empleo 2009-3 y de Uso del Tiempo del mismo año.
Lo económico, hoy día, juega un papel preponderante. Por tanto, la invisibilidad económica del trabajo doméstico no remunerado es una de las causas de la inequidad de género en la sociedad actual
, concluye el documento.
El estudio propone algunas medidas para aminorar la carga de trabajo, que recae mayormente en las mujeres. Por ejemplo, ampliar la cobertura de los servicios de guardería para menores de seis años y custodia segura para niños de seis y jóvenes de 14 años en las escuelas.
Además, sugiere flexibilizar horarios laborales con base en la conveniencia de las mujeres, no de las empresas; establecer casas de día para personas mayores dependientes, organizar redes de apoyo para cuidadores y reconocimiento formal a cuidadores no remunerados, el cual debe reflejarse materialmente en estímulos económicos
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