Guillermo Montalvo Fuentes-enviado
De acuerdo con el sociólogo Antonio Romero Garza, 80 por ciento de los casos de abuso sexual contra niños y niñas tiene lugar dentro de su propia casa, víctimas del padre, el hermano o algún pariente o amigo cercano a la familia.
Como parte de la conferencia magistral “El problema de aprender a cuidarse en la niñez”, ofrecida en el marco de la X Semana Cultural de la Diversidad Sexual, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el también investigador del Consejo estatal de Población de Nuevo León señaló que la mayoría de las veces los padres no denuncian al abusador por tratarse de alguien muy cercano.
Romero no sólo insistió en la importancia de no dejar el hecho impune, pues si bien es cierto que con la debida terapia psicológica el niño o la niña pueden retomar su vida sin problema, no se debe permitir que el agresor le haga daño a otros menores.
Subrayó la importancia de que tanto los padres como los niños cuenten con educación sexual y una capacitación preventiva, para identificar a posibles abusadores, “lo cuales no sólo podrían acechar en la casa, sino también en otros espacios, como la escuela, la Iglesia o algún sitio recreativo.
Romero Garza es autor del libro Aprende a cuidarte, una guía para la prevención, en el que padres de familia, niñas y niños pueden encontrar una serie de elementos para identificar situaciones de riesgo, y detectar si el menor ha sido víctima de un abuso sexual.
Entre las recomendaciones que hizo sobre este último punto están el observar si el niño o la niña modifica su comportamiento, si hay un cambio en el rendimiento escolar, si despierta llorando, simula posiciones sexuales, besa con la boca abierta o presenta irritación en la zona genital.
Sobre el abuso sexual infantil fuera de casa, el escritor señaló que existe mucha complicidad en las instituciones religiosas, educativas y gubernamentales, al igual que en los medios de comunicación, quienes tienen “una doble moral”.
“Los medios, y especialmente las revistas o la televisión, al tiempo que condenan la pornografía y el abuso sexual infantil, presentan en sus contenidos una sexualización de niños y niñas que no corresponde a la imagen propia de su edad; un efecto más de la doble moral de los medios”, concluyó.
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