Luis Méndez Pérez
-¡Qué pase el marido!... con razón la engaña, ésta no sabe ni hablar... le dice la conductora a su panelista.
-Yo no sabía esto señorita, yo creí que él me era fiel... le responde la mujer.
-Paren, quiero decir algo, dice la conductora, ¡¡¡somos todas idiotas!!!
El diálogo anterior es parte del programa “Laura” conducido en México por Laura Bozzo, en dicha emisión el tema giraba en torno a dos mujeres embarazadas por el mismo hombre que supuestamente las había engañado al prometerles que se casaría con ambas después de que se le “entregaran”. La infidelidad hacia las mujeres es uno de los temas más manejados en los talk show.
Este formato televisivo regresó a la televisión mexicana después de 10 años con la conducción de Laura Bozzo y Rocío Sánchez Azuara. En estas emisiones “la mujer es un objeto de consumo, se le dibuja como la histérica, la gritona, la que va a defender lo indefendible, es una de las formas de telebasura”, afirma Marta Rizo García, investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
En la televisión nacional e internacional existen programas que usan el sufrimiento de las personas, exhiben los sentimientos y la vida privada de los sujetos, muestran de la manera más sórdida la condición humana, hacen uso del sexo, la violencia, la sensiblería y el humor negro para generar la atracción de las audiencias.
La telebasura, de acuerdo con el Manifiesto contra la telebasura, es la programación caracterizada por explotar el morbo, el sensacionalismo y el escándalo como palancas de atracción de la audiencia, y que de acuerdo con el documento impulsado por la Asociación de Usuarios de la Comunicación y la Unión de Consumidores de España, “se encuentra hoy en un momento de ascendente de su ciclo vital”
Expertos señalan que la palabra telebasura se emplea para designar programas cuyo contenido se basa en el escrutinio de la vida privada de las personas y que es transmitida mayormente en formatos de talk show y reality show, términos que comenzaron a usarse hace 30 años ante la disminución de programas de calidad en la televisión.
“Es un concepto nacido en Europa ante el aumento de programación que atenta contra la dignidad humana y con una calidad que se puede poner en tela de juicio, los talk y reality show fueron los primeros tipos de formatos que se encasillaron bajo el término de telebasura”, afirma en charla con esta agencia, Rizo García.
Telenovelas, estereotipos e historias ¿privadas?
“Si yo fuera su madre le hubiera dado dos galletas (bofetadas) en el hocico, dos patadas en las nalgas y la hubiera tomado de los pelos para arrastrarla a la casa, y no hubiera pasado eso”, reflexiona la conductora Niurka Marcos en el programa “Ella es Niurka”, al tratar el tema de la presunta violación cometida por el cantante Kalimba en contra de una menor de edad, tópico que en México tomó inusitada relevancia en los medios durante los primeros meses de 2011, especialmente en los talk show.
Gabriela Delgado, directora de comunicación de la asociación A favor de lo Mejor, que busca elevar la calidad de los contenidos en los medios de comunicación, dice a NotieSe que “los talk show son una pena para la televisión mexicana, pues sus contenidos son indignantes al utilizar temas que exageran y dramatizan asuntos privados, además de usarlos como recurso de entretenimiento bajo y altamente cuestionable”.
El Observatorio Ciudadano por la Equidad de Género en los Medios de Comunicación considera a estos programas “denigrantes” y que no aportan, a la vez que siguen la lógica de denigrar a las mujeres tal como se hace en las telenovelas en las que se muestra una concepción idealizada del amor y la violencia como algo natural.
Francisco Muñoz, Coordinador de Monitoreo del Observatorio, apunta que tras analizar la telenovela “Destilando Amor”, protagonizada por Eduardo Yáñez y Angélica Rivera y transmitida por Televisa, encontraron escenas que ridiculizan a las mujeres campesinas, adultas mayores y a las de escasos recursos económicos.
El experto asevera que la televisión a través de las telenovelas promueve estereotipos como el de la mujer que sufre durante toda la historia y sólo hasta el final será feliz con un hombre bien parecido, exitoso, millonario y de “buena posición social”.
La telebasura en México también se establece mediante la creación de personajes basados en estereotipos como en el caso del comediante Omar Chaparro, quien define a su personaje gay “Yajairo” como un amigable estilista, decorador, coreógrafo y bailarín que tiene dotes de actuación, “es un superfan de los cantantes Juan Gabriel y Lucha Villa y no es cizañoso”. La vestimenta de este personaje consiste en unos mallones, una playera ajustada, una banda de colores en la cabeza, y una peluca rubia.
“Mediante el uso del lenguaje ofensivo se atenta contra la dignidad de las personas tanto de mujeres como de hombres, la telebasura es una forma de crear estereotipos y discriminación. Por ejemplo, el estereotipo del hombre macho, grande con barba, grosero que critica a los que tiene una preferencia sexual diferente por lo que se refuerza la idea del macho homofóbico”, explica Rizo García.
Acciones contra la telebasura
En el caso de la televisión mexicana, específicamente televisión de paga, existen programas que también recurren al uso de lenguaje despectivo o que usan a personas como objeto de humillación, tal es el caso del programa “Guerra de Chistes”, monitoreado por el Observatorio Ciudadano. Ahí se observó el ejercicio y reproducción de la violencia emocional, verbal, física y sexual en contra de la mujer, por lo que realizaron una denuncia ante la Secretaría de Gobernación.
A pesar de la clara violación a la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, y a la Ley General para el Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, el programa sigue al aire.
El Observatorio denunció y mostró en su cuenta “EquidadMedios” de YouTube, -un canal para subir y compartir videos en Internet-, los contenidos de “Guerra de chistes” en los que se ejerce violencia de género. Sin embargo YouTube desactivó los videos por considerar infringían la instrucción de no exhibir violencia física contra las mujeres.
“Pendeja!!! ya vi el puto video... chingas a tu puta madre puto homosexual de mierda tu y tu pinche novi@ vayanse al carajo....a ella le gusta estar alli.. no son golpes de verdad pendeja... y si de verdad la maltrataran ella ya se hubiera salido de ese programa!! pinche joto...joto...joto joto joto joto....putos!!!!!”, fueron los comentarios violentos y amenazantes recibidos en la cuenta del Observatorio.
Las acciones en contra de programas que promueven la misoginia o la homofobia han sido denunciados ante las autoridades correspondientes como lo fue el caso del conductor Esteban Arce en 2009 cuando mencionó que la homosexualidad “no es normal”. A pesar de las denuncias de diferentes organizaciones civiles y la recomendación del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, nunca ofreció una disculpa pública.
Mónica Trasandes, directora de medios de la Alianza Gay y Lésbica contra la Difamación (GLAAD por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, señala a esta agencia que es importante no aceptar el uso de palabras despectivas hacia las mujeres o personas que tengan una preferencia sexual diferente a la heterosexual, pues “como decía el ex presidente de GLAAD Neil Guiliano, la última palabra que muchas personas escuchan antes de ser atacados o asesinados es maricón”.
La caja, ¿fabrica sueños o produce monstruos?
Raúl Trejo Delarbre investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, menciona que el argumento más usual de quien defiende los malos contenidos en televisión es que a la gente le gusta, y que en caso de que existan personas a quienes desagrade esa programación, pueden cambiar de canal o apagar el televisor.
Señala que la oferta de programas televisivos es limitada y que el rezago cultural que vive la sociedad mexicana se debe a que la televisión se concentra en pocas manos y es el instrumento de información más usado por la población mexicana. “La idea de lo que sucede en este país y muchos rasgos de la cultura en general que tienen los mexicanos les llega solamente matizada por los intereses, prejuicios y la manera de ver la realidad que tienen tanto Televisión Azteca como Televisa”.
Los datos más recientes del Censo Nacional de Población y Vivienda 2010, muestran que 94.7 por ciento de los hogares en México tienen televisión, mientras que hasta 2004 por cada 100 habitantes en el país existían 27.8 televisores.
A vez, la Encuesta Nacional de Prácticas y Consumos Culturales 2010, realizada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes 2010, señala que 90 por ciento de la población mexicana afirmó que sí ve televisión, 40 por ciento dijo que ve televisión más de dos horas diarias, 35 por ciento entre una y dos horas, 19 por ciento una hora. Mientras que en primer lugar se ven noticieros con un 23 por ciento, en un segundo lugar, 21 por ciento, afirmó ver telenovelas.
“La oferta televisiva es nula en nuestro país, no se puede hablar de contenidos diversos debido a que no existen otras televisoras y mientras no se recupere la diversidad y las circunstancias que hoy definen a la sociedad mexicana, las telenovelas por ejemplo, no podrán representar las circunstancias de la sociedad tan plural y heterogénea en la que hoy vivimos”, considera Trejo Delarbre.
Cambiar de canal, apagar la televisión o exigir nuevos contenidos
Hoy en día hay una exigencia de mejorar los contenidos televisivos, así lo mostró el Encuentro Nacional por la Diversidad y la Calidad en los medios de Comunicación organizado por la Asociación Mexicana del Derecho a la Información donde se concluyó la importancia de erradicar la homofobia y la violencia de género de los mass media.
Rizo García, doctora en Comunicación considera que la promoción de la misoginia y la homofobia está en todos los programas televisivos, incluidos los noticieros. Apunta que la homofobia aún presente en las calles, se produce mediante la combinación de la existente en el espacio público y la contenida en los mensaje televisivos.
“La sociedad está reconociendo que tiene derecho a medios de calidad, y en algunos casos los está exigiendo. No basta el reclamo coyuntural, se tiene que cuestionar frecuentemente. Se ha avanzado en el reconocimiento de la diversidad sexual y en el fomento de la tolerancia, el respeto y la condena a la agresión”, señala Trejo Delarbre.
Sin embargo, también es necesario reconocer, señala el crítico de televisión Álvaro Cueva, que la telebasura es un fenómeno continuo ya que los medios son en parte responsables, pero la sociedad también “juega en el proceso televisivo y si esto pasa es porque la sociedad lo permite, lo alimenta y lo consume”.
“Hay que tener cuidado con todos los estigmas, incluso con los de la televisión basura porque tan discriminatorio es atacar a alguien por su edad, sexo, raza u orientación sexual como discriminatorio es suponer que la televisión basura es la responsable de todos los problemas de una sociedad”.
Actualmente hay grupos sociales preocupados por los que sucede en los medios como lo mostró la serie de protestas por la salida del aire del noticiario radiofónico conducido por Carmen Aristegui, y por el intento de censura experimentado por el documental “Presunto Culpable” en las salas cinematográficas.
“Eso indica que la gente ya se inquieta por los medios, que reclaman ante los contenidos que no les gustan. Los mexicanos no merecemos la televisión que tenemos, pero tampoco el gobierno, ni la economía, ni la cultura. Tenemos que preocuparnos más y mejor por lo que creemos que merecemos para conseguirlo”, concluye Raúl Trejo Delarbre.
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