Exhorta a impulsar la sociedad del conocimiento como instrumento contra la desigualdad
Miércoles 20 de abril de 2011, p. 19
Aun con los avances científicos y tecnológicos, la humanidad enfrenta grandes carencias y desigualdades. Las asimetrías en el mundo son inéditas
y reflejan que la sociedad del conocimiento todavía no es una realidad para la mayor parte de las naciones, aseguró el rector de la UNAM, José Narro Robles. Subrayó que si las naciones no adoptan como prioridad la inversión educativa las sociedades corren el peligro de quedar excluidas.
Al participar en la ceremonia inaugural de la segunda Conferencia y Exposición Internacional sobre Educación Superior, convocada por el Ministerio de Educación de Arabia Saudita y efectuada en Riad, Narro Robles indicó que nunca en la historia de la humanidad había existido tanta pobreza como hoy que existen 2 mil 500 millones de pobres en el orbe, y de éstos, 950 millones en condición extrema
.
Lamentó que a escala internacional existan más de mil millones de personas con hambre, mientras que en 1995 esa cifra era de 842 millones. Otro lastre que la humanidad no ha logrado desterrar es el analfabetismo, que afecta a personas mayores de 15 años, sobre todo a mujeres, indígenas y pobres
. Este problema se presenta en 14 por ciento de la población mundial (más de 750 millones de personas), de las cuales casi dos tercios son del sexo femenino.
En su ponencia, llamada Educación superior en la economía del conocimiento, el rector subrayó que el nivel de desigualdad es tan abismal que la diferencia en el ingreso per cápita entre los países pobres y los desarrollados jamás había sido tan profunda: cerca de 120 veces es la diferencia en el ingreso promedio entre las naciones más pobres y las más ricas
.
Frente a estos y otros indicadores, convocó a los universitarios del todo el mundo a participar activamente en la aportación de conocimiento para crear alternativas de desarrollo en las que lo importante sea el ser humano y no sólo las variables macroeconómicas.
Refirió que la evidencia mundial demuestra la existencia de una estrecha correlación entre el nivel de desarrollo de los países y la fortaleza de sus sistemas educativos, al igual que de la capacidad de investigación científica y tecnológica. Atrás quedaron los tiempos en que los gobiernos consideraban las erogaciones en esos campos como un gasto, ahora constituyen una inversión productiva, estratégica en lo económico y prioritaria en lo social
.
Es bajo esa óptica –detalló– que los países industrializados invierten en educación superior e investigación, por lo que avanzan de manera acelerada. En cambio, en otras naciones eso no sucede, en parte por falta de recursos financieros, pero también por falta de visión, por carecer de perspectivas de largo plazo, por no atraverse a contar con una política de largo alcance que considere al conocimiento una inversión humana redituable
.
Por ello se debe fortalecer la función civilizatoria de las universidades
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