De acuerdo con datos del reciente Censo de Población y Vivienda, el bienestar de la población no mejoró, ya que al menos uno de cada 10 hogares vivió una situación de carencia en el acceso a la alimentación por falta de recursos económicos, y el porcentaje de desempleados creció casi cuatro veces, al pasar de 1.24 por ciento de la población económicamente activa (PEA) en 2000, a 4.76 en 2010, indica un análisis del Observatorio de Política Social y Derechos Humanos.
Esta situación se profundiza en los jóvenes y adultos mayores, ya que mientras en 2000 el 2.2 por ciento de la PEA de entre 15 y 19 años estaba desocupada, en 2010 este porcentaje llegó a 10.35, es decir, se quintuplicó en sólo una década.
El observatorio indica que los mismos datos señalan que a partir de los 45 años la situación de desempleo empeora, y son los adultos mayores el sector más vulnerable a los cambios en la situación laboral. Por ejemplo, la población con 65 y más años tenía en el año 2000 una tasa de desocupación de 0.6 por ciento, y para 2010 la tasa aumentó a 3.95.
Además, refiere que el planteamiento del presidente Felipe Calderón, cuando se presentó el 13 censo elaborado por el Institutu Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de que esta es la primera vez en varias décadas que se aumenta el salario mínimo en términos reales
, no se refleja en un cambio sustantivo en la calidad de vida de las personas, sobre todo de los sectores más desprotegidos, los que de acuerdo con las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, destinan a alimentos hasta dos tercios de su ingreso diario.
Agrega que aunque los datos proporcionados por el Inegi revelan un incremento en el salario mínimo de los mexicanos, este aumento –traducido al poder adquisitivo– no encuentra correspondencia directa, aun cuando mayor número de personas tenga acceso a otra clase de bienes clasificados como duraderos.
Al contrario, apunta, de 1995 a 2010 el índice de salario mínimo cayó 30 por ciento, lo que implica que su evolución con respecto de la inflación es limitada. De manera que esa limitante lo que indica es la dificultad de las familias mexicanas para acceder a bienes y servicios básicos, aun cuando existan incentivos crediticios para adquirir otra clase de bienes
.
Asimismo, el presidente Calderón destacó que se ha reducido el porcentaje de quienes ganan menos de dos salarios mínimos, y el de los que obtienen más de tres ha aumentado, reiterando el crecimiento del salario mínimo real
, pero estos datos contrastan con la información de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, donde es posible observar que, al contrario de lo que señala el jefe del Ejecutivo federal, dicha percepción ha caído 4 por ciento entre los años de los dos censos anteriores.
Esto implica que su poder adquisitivo ha bajado, ya que para adquirir los productos que en 2000 se compraban con dos salarios mínimos, en 2010 se necesitaron casi 2.1
, señala.
A pesar del optimismo
que salta a la vista en cuanto a los datos del censo, donde se destaca el crecimiento de los sueldos y el mejoramiento de la calidad de vida de los mexicanos, también arroja otros indicadores que no han sido mencionados y que están lejos de conducir a una interpretación optimista de la situación laboral y social.
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