Suelen tener una imagen distorsionada de su cuerpo, pues aún con talla y peso normal realizan dietas, ayunos y ejercicio físico en exceso. Utilizan laxantes y diuréticos. Se provocan vómito para no aumentar su masa corporal. Su mayor temor es estar obesos. Son adolescentes y jóvenes atrapados en la anorexia o la bulimia.
Estos padecimientos se caracterizan, aseguraron especialistas, por el acelerado deterioro en la calidad de vida y las relaciones interpersonales del paciente, ya que destina mucho tiempo del día a pensar en comida. Ya sea para evitar ingerirla o planear un atracón
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el planeta al menos uno por ciento de los adolescentes y adultos jóvenes sufre anorexia y otro 4.1 por ciento de bulimia. Denominados trastornos de la conducta alimentaria (TCA), se estima que de 5 a 13 por ciento de este grupo poblacional presenta síndromes parciales de estas alteraciones, aunque se carece de una estadística precisa de los casos en el mundo, señalan especialistas.
Entre los factores de riesgo se incluye la preocupación excesiva por el peso, insatisfacción con la figura y una dieta poco saludable. La falta de afecto, el abuso físico y sexual, así como intimidación, baja autoestima, dificultades para enfrentar el estrés y los conflictos afectivos, e incluso ser víctima de acoso escolar o bullying, pueden ser detonantes.
Niveles preocupantes
Las cifras más recientes sobre el impacto de los TCA fueron publicados en un informe de la OMS en 2004, denominado Prevención de los trastornos mentales. Intervenciones efectivas y opciones de política, en él se señala que de 25 a 33 por ciento de los pacientes con anorexia o bulimia desarrollan un trastorno crónico.
De acuerdo con la OMS, la anorexia inicia en edades que van de los 14 a 18 años, en tanto que la bulimia suele ser más frecuente durante el periodo de transición de la adolescencia a la adultez temprana, es decir, en mayores de 16 años.
Investigadores y expertos en el tema alertaron que pese a su baja incidencia en México, donde no se supera la media mundial, al concentrarse un mayor número de casos en menores de edad es un problema de salud pública, que de no atenderse con estrategias de prevención puede alcanzar niveles preocupantes.
En entrevista con La Jornada, Claudia Unikel Santoncini, experta en TCA e investigadora del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente, señaló que en nuestro país los casos de anorexia se presentan en 0.1 por ciento de la población de adolescentes. En la mayoría de éstos afecta a mujeres, aunque cada vez hay más casos de varones.
Entre los principales síntomas, indicó, está el rechazo a ingerir alimentos, pérdida considerable de peso, que puede llegar hasta 40 por ciento de la masa corporal, miedo desmedido a volverse obeso, distorsión de la imagen física, y en el caso de las pacientes, interrupción del ciclo menstrual.
Explicó que en la población juvenil mexicana se estima que la bulimia afecta a 0.4 por ciento. Este trastorno se caracteriza por atracones o periodos de ingesta excesiva de alimentos, seguidos por ayuno, utilización de métodos purgativos como vómito autoinducido, laxantes o diuréticos, sensación de pérdida de control en el consumo de comida y cuidado excesivo de la figura corporal.
Unikel alertó que en México aún hay poca información sobre la incidencia directa en menores con bulimia y anorexia, pero sí hemos constatado que existe mucha preocupación entre los adolescentes por no engordar. Hay un elevado índice de insatisfacción con su cuerpo, y por lo tanto, caen en conductas alimentarias de riesgo
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Es esta población que aún no desarrolla un trastorno, pero tiene conductas alimentarias de riesgo, la que más nos preocupa, afirmó. Son jovencitas entre 14 y 16 años que le prestan mucha atención a su peso. Han intentado más de una dieta y piensan que estarían mejor con menos kilos, aunque tengan una masa corporal acorde con su edad y talla
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Alejandro Molina López, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y experto en sicología clínica, destacó que el entorno sicosocial también genera condiciones que propician el desarrollo de estos padecimientos. Señaló que con frecuencia ocurre un fenómeno denominado thin-inspiration o la inspiración para estar delgado.
Se refiere, indicó, a la influencia socioambiental a la que están expuestos los adolescentes. Incluye fotos e imágenes publicitarias, contenidos en medios de comunicación donde la delgadez se asocia al éxito e inspira a los menores a mantenerse en condiciones de bajo peso.
Además, agregó, se ha identificado la denominada cognición distorsionada
, cuando se asocia determinadas características físicas, como estar delgado, a factores de éxito social o económico, pero también a emociones como la felicidad.
Es común que en pacientes con anorexia o bulimia se detecten pensamientos en donde se considera que la mujer delgada es más femenina. Indican que estar obesos los deprime y harían cualquier cosa por obtener la figura deseada, pues consideran a la obesidad como imperfección que los aleja de su ideal de belleza y aceptación social.
perfecta, afirmaron los expertos, puede, incluso, llevar a la muerte. Uno de los casos más conocidos es el de la cantante estadunidense Karen Carpenter, quien en 1983 falleció víctima de anorexia, poco antes de cumplir 33 años, y cuando era una enfermedad casi desconocida. Tres décadas después es ya larga la lista de actrices, cantantes, modelos y bailarinas en todo el mundo que padecen trastornos alimentarios
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