Lo principal es que los futuros padres sean individuos integrales, señalan académicos
Domingo 10 de enero de 2010, p. 24
El argumento que la derecha y la jerarquía católica han esgrimido contra la adopción por parte de parejas del mismo sexo, en el sentido de que una relación homosexual no es el ambiente adecuado
para los menores, es falaz y representa décadas de regresión en el contexto nacional, consideraron especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Argumentaron que las estadísticas muestran que una familia tradicional (mujer-hombre) no siempre es el mejor lugar para el desarrollo de los niños debido a la violencia intrafamiliar. En este debate debe ponerse énfasis en que los futuros padres sean individuos integrales y constructivos, más que en su orientación sexual.
René Jiménez Ornelas, coordinador de la Unidad de Análisis sobre Violencia Social del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, subrayó que en México al menos 40 por ciento de las mujeres han sufrido violencia por parte de su pareja. Una de cada cuatro embarazadas fueron agredidas por su anterior relación.
Indicó que el Manual de violencia doméstica, editado por la agrupación Mujeres Aportando Mujeres, reporta que cuatro de cada diez féminas han sufrido violencia emocional de su pareja, una de cada diez de tipo físico y ocho de cada 10 de carácter sexual. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía revelan que en 2005 más de 2 mil mujeres murieron debido a violencia familiar.
Tras la aprobación de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para que las parejas del mismo sexo puedan contraer matrimonio y adoptar, la Iglesia y los grupos de derecha hablan del interés del niño, pero qué hay con estas cifras. Muchos menores, cansados de la violencia en sus hogares, optaron por escapar de casa y son un sector vulnerable para la explotación sexual infantil. Nadie garantiza que una relación hombre-mujer sea una familia feliz. Existen cientos de personas homosexuales que tienen hijos propios y que son extraordinarios
, sostuvo Jiménez Ornelas.
Rolando Díaz Loving, jefe de la División de Investigación y Posgrado de la Facultad de Sicología de la UNAM, indicó que más allá de centrarse en las preferencias sexuales, el debate debe centrarse en que todo aquel individuo que quiera adoptar demuestre ser una persona constructiva.
Si en una familia hay dos adultos destructivos, no es adecuado para los niños. Un constructivo, aunque esté solo, es mejor que dos destructivos y, por supuesto, lo mejor es una pareja constructiva, independientemente de su género. Las personas que están educando a las siguientes generaciones deben ser seres humanos que puedan apoyar el desarrollo de los menores, más allá de su orientación sexual.
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