Perturbar ecosistemas naturales crea patógenos de los que surge el ébola
Angélica Enciso L.
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de noviembre de 2013, p. 38
Miércoles 6 de noviembre de 2013, p. 38
Setenta y cinco por ciento de las enfermedades infecciosas han vivido en especies ajenas a la humana y cuando se perturban los ecosistemas naturales surgen estos patógenos que llevan al desarrollo de padecimientos como el ébola o el sars, señaló José Sarukhán, coordinador de la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio).
Al dar una conferencia magistral en el cuarto Encuentro Nacional de Mecanismos Locales de Pago por Servicios Ambientales, ejemplificó que, luego de que se dio el cultivo de soya en la pampa argentina, se generaron problemas serios de enfermedades que antes no se daban. Apuntó que esos padecimientos surgen por ecosistemas que se han perturbado.
Señaló que
el conjunto de organismos que están ahí enloquecen y empiezan a ocurrir fenómenos que no se daban. La cantidad de patógenos son enormes, mil 500, dos tercios de ellos están en organismos humanos.
Añadió que hay casos de destrucción de las selvas en Malasia e Indonesia para plantar palma de aceite, “los murciélagos, sin las frutas de las que se alimentaban, emigran a sitios donde hay granjas de puercos. Llegan ahí a alimentarse, defecan y dejan virus que llegan a los puercos que comemos y surgen epidemias. Son historias documentadas.
Cuando cambiamos un ecosistema natural se pierden los servicios naturales para obtener recursos que pueden ser alimentos, fibras o madera, señaló. Estos cambios se deben balancear, ver qué se gana y qué se pierde; hay transacciones que han sido benéficas, como la agricultura que tiene por fin la alimentación.
Los cambios en los ecosistemas han sido severos en los pasados 60 años, sobre todo cuando se combinó el crecimiento poblacional exponencial y el aumento de la demanda per cápita de los habitantes del planeta, la cual varía según el sitio: es diferente lo que demanda una persona en Manhattan y una en Mali.
Consideró que en México aún falta conocimiento de la diversidad biológica, pero ya se tienen avances, y en la Conabio se realizan monitoreos de la biodiversidad y los incendios. Agregó que las áreas naturales protegidas conservan un poco de esta riqueza biológica del país.
En cuanto al esquema de pago por servicios ambientales, sostuvo que deben ponerse en nuestro contexto.
Valdría la pena sentarnos a analizarlo y ver qué de lo que se reporta en esos trabajos se puede hacer aquí, sugirió
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