Advierten a miles de turistas que serán trasladados a los albergues
El río Huacapa, que cruza por Chilpancingo, capital de Guerrero, se desbordó y la corriente arrastró decenas de vehículos, además de que varias construcciones están a punto de colapsarFoto Notimex
Josetxo Zaldúa
Periódico La Jornada
Martes 17 de septiembre de 2013, p. 6
Martes 17 de septiembre de 2013, p. 6
Acapulco, Gro., 16 de septiembre.
Al momento de terminar este reporte –diez y media de la noche–, se cumplen casi tres horas sin que haya caído una gota de agua sobre Acapulco. Después de la pesadilla acuosa vivida sábado y domingo, los chubascos de este lunes fueron casi un bálsamo para la incertidumbre en que viven miles de ciudadanos avencidados en el puerto y los miles de turistas que padecen angustia total.
La tormenta llamada Manuel agarró fuera de base a todo mundo, comenzando por los expertos del Servicio Meteorológico Nacional que, a tenor de lo visto, fueron incapaces de alertar sobre la catástrofe que se venía, máxime sabiendo que otra tormenta llamada Ingrid acabaría convirtiéndose en huracán por el lado del Atlántico.
Manuel e Ingrid, Pacífico y Atlántico, se hicieron pareja en el camino y provocaron un desastre natural de proporciones aún incuantificables. Acapulco y Punta Diamante siguen incomunicados, al igual que estos dos puntos con el aeropuerto. La misma situación prevalece en Pie de la Cuesta. La zona sigue prácticamente a oscuras y sólo quienes disponen de plantas generadoras alternas alcanzan a tener algo de luz.
No se tienen noticias de para cuándo se pondrá en marcha el puente aéreo entre la base militar de Pie de la Cuesta, donde esta tarde aterrizó el avión que trajo al presidente Enrique Peña Nieto, y la zona baja del puerto, incluyendo Punta Diamante, donde conviven las clases pudientes, las medias y las humildes en absoluta desigualdad de condiciones.
La operación serviría para paliar las necesidades más urgentes de la población. Vale decir: alimentos, agua, medicinas y artículos de aseo personal.
A media tarde, tanto el Ejército como Protección Civil del estado de Guerrero aflojaron un poco el férreo control que hacía imposible que los ocupantes de los albergues retornaran a sus casas o, en su defecto, a la vivienda de algún familiar. La medida alivió la tensión que comenzaba a aflorar en los refugios, pero la situación para quienes permanecen en ellos es delicada.
También comienza a serlo para quienes nos hospedamos en alguno de los hoteles de Punta Diamante. A las ocho de la noche el mero mero de los hoteles Pierre Marqués y Princess rindió un informe que dejó a los presentes sentados en un taburete. Palabras más, palabras menos vino a decir que, al paso que vamos, todos los huéspedes acabaremos con nuestros huesos en algún albergue, y que de eso ya se encargará el Ejército.
Labores de rescate de personas atrapadas en un autobús tras el deslave de un cerro en Xaltepec, municipio de Altotonga, VeracruzFoto Reuters
La tormenta tropical Manuel provocó el derrumbe del puente de Nexpa, municipio de Caleta de Campos, y dejó incomunicadas Lázaro Cárdenas con Aquila y Coahuayana, y Michoacán con ColimaFoto Agencia Esquema
Conviene aclarar que la misma situación está viviéndose en todos los hoteles del puerto de Acapulco. El discurso y las razones van de la mano: se acaban las reservas de agua y alimentos, no hay garantía del pronto restablecimiento de la energía eléctrica y tampoco del suministro de combustóleo para mantener funcionando las plantas generadoras.
El impacto de tales palabras en los 600 huéspedes del Pierre Marqués fue indescriptible:
¿Nos van a echar?, preguntó una mujer que parecía dispuesta a lanzarse sobre la yugular del directivo.
No, señora, acertó a balbucear el gerente de turno:
Esa ya será valoración del Ejército y de las autoridades civiles de Guerrero.
El nerviosismo subió de tono cuando un huésped preguntó qué solución darán al caso de las decenas de vehículos que, estacionados sobre una plancha de cemento a un costado de la avenida que hoy es caudaloso río, quedaron en calidad de inservibles. La respuesta, por obvia, fue demoledora: “Al ser hoy festivo las aseguradoras comenzarán mañana a desplazar a sus especialistas¨. Raudo, otro huésped espetó:
¿Y podría decirnos usted qué día de estos llegarán esos señores?Fue el único momento en que se escucharon risas contenidas.
Las miradas y las exigencias se dirigen sin tapujos hacia el gobierno federal. Desde las personas que temen perder sus trabajos hasta los alumnos que a partir de mañana faltarán a clases, pasando por enfermos a quienes se les acabó la medicina porque ya debían estar de regreso en sus hogares.
El otro problema, no menor, es de la gente que perdió sus vehículos. ¿Cómo hacer? ¿Abandonan sus cuatro ruedas?, ¿mandan a la familia por delante y alguien se queda para pelear con las aseguradoras? Y en todo caso, ¿cómo diablos conseguir un pasaje si la lista de espera, aseguran, es kilométrica?
Lo cierto es que mientras el agua fluye sin freno, la información veraz brilla por su ausencia. Ninguna autoridad se ha dignado llegar a albergues y hoteles para explicar el alcance de la situación y someterse a las preguntas de miles de personas cuya única información viene de los medios.
Las explicaciones, por sí solas, no arreglan el enorme desaguisado provocado por Manuel e Ingrid, pero la ausencia de ellas provoca irritación en la gente que se siente ninguneada.
A estas alturas del partido, sólo falta que se desate alguna epidemia
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