Son frecuentes en México los trastornos de la tiroides, sostiene especialista
Ángeles Cruz Martínez
Periódico La Jornada
Sábado 3 de agosto de 2013, p. 9
Sábado 3 de agosto de 2013, p. 9
Los trastornos de la tiroides son frecuentes en México. No hay estadísticas nacionales, pero sólo en el Hospital General de México se dan mil consultas al mes sobre los diferentes problemas que pueden aquejar por la glándula. Es la segunda causa de consulta endocrinológica, aseguró Sara Arellano, médico adscrita a ese nosocomio y ex jefa del servicio especializado.
Aseguró que las cirugías para extraer nódulos –una parte o toda la tiroides, dependiendo del problema que se trate y si hay malignidad– son comunes y en la mayoría de los casos los pacientes tienen un pronóstico excelente, pues no se altera su calidad y esperanza de vida.
La cirugía es de riesgo medio y las personas pueden levantarse, caminar y hablar en las 24 horas posteriores a la operación, indicó. Existen molestias y dolor por la inflamación postoperatoria, pero en dos semanas la recuperación es total.
En entrevista, la especialista, profesora titular de posgrado de endocrinología de la Facultad de Medicina de la UNAM, comentó que en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2006 se hizo una investigación y resultó que 8.6 por ciento de la población vive con hipotiroidismo subclínico, es decir la glándula funciona por debajo de lo normal sin que las personas se percaten.
Información de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos explican que las hormonas producidas en la tiroides controlan el ritmo de diversas actividades del organismo como la velocidad con que se queman calorías y de los latidos del corazón.
Dice que cuando la tiroides tiene una actividad baja se presenta el hipotiroidismo, lo que a su vez puede ocasionar aumento de peso, fatiga y dificultad para soportar bajas temperaturas.
En cambio, si la tiroides es más activa de lo normal en la producción de hormonas se desarrolla hipertiroidismo. En este caso la persona puede perder peso, aumentar su frecuencia cardiaca y sensibilidad al calor.
Señaló que ante cualquier dato que sugiera malignidad, los especialistas optan por la tiroidectomía, es decir, la extracción total de la tiroides. Posteriormente, el paciente debe seguir un tratamiento de por vida con hormona tiroidea a fin de sustituir las funciones del órgano extirpado y tener una vida normal
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