Magulladito, pero
original, en el tianguis de la Nochebuena
Prendas presuntamente de diseñador se encuentran, regateando, hasta en 500 pesos
Los jueves son días para chacharear y hacerse de ropa, así como degustar chivitos
El espacio está lleno de contrastes, ya que se pueden adquirir trajes Hugo Boss, chamarras y pantalones Armani, Prada, Louis Vuitton, Gucci o Burberry; así como relojes, lentes y mochilas de 100 pesos. El menú culinario no se queda atrás, pues se puede degustar desde tacos de cochinita pibil hasta cortes argentinos y chivitos uruguayosFoto Mariana Suárez
Mariana Suárez
Periódico La Jornada
Viernes 16 de agosto de 2013, p. 31
Viernes 16 de agosto de 2013, p. 31
El encanto de los tianguis no distingue clases sociales.
Ahorrar siempre es una prioridad, aunque el bolsillo no esté tan vacío, afirmaron clientes del mercado ambulante de los jueves que se instala en las inmediaciones del estadio Azul y la plaza de toros México, en la colonia Nochebuena, de la delegación Benito Juárez.
El espacio está lleno de contrastes, ya que se pueden adquirir trajes Hugo Boss, chamarras y pantalones Armani, Prada, Louis Vuitton, Gucci o Burberry; así como relojes o lentes y mochilas de 100 pesos, que empleados de empresas y dependencias cercanas se las pelean, pues
el regreso a clases está a la vuelta de la esquina.
Si en una tienda departamental un traje cuesta entre 4 mil y 6 mil pesos,
aquí lo encuentras hasta en mil 700, afirmaron clientes.
Las chamarras y sacos tienen precios diversos, van desde 700 a mil 500 pesos, aunque con suerte se encuentran algunos hasta de 500.
Los pantalones de mezclilla también varían, de acuerdo con la marca; uno Armani cuesta 700 pesos, mientras un Levi’s, regateando, lo dejan hasta en 450 pesos.
Por menos de 300 pesos es posible encontrar ropa deportiva Adidas o Nike y cosméticos de firmas reconocidas; éstos últimos un poco
magulladitos, por los traslados, pero son originales, según los vendedores.
En cuanto a la comida, es posible dar gusto a cualquier paladar. Lo clásico es imprescindible: tacos de cochinita pibil, huaraches o mariscos; pero igualmente son indispensables los cortes argentinos, empanadas, crepas francesas o unchivito uruguayo.
Eduardo Regalado, de 57 años, dice que un día viajó a Montevideo y aprendió
los placeres de la gastronomía uruguaya. De regreso a México decidió establecer un negocio de ese tipo de comida, pero no contaba con el suficiente dinero para poner un restaurante en un local. Fue entonces que tomó la decisión de vender sus creaciones culinarias en un tianguis.
De eso tiene tantos años que ya ni se acuerda, pero lo que no olvida es que gracias a su puesto de chivitos uruguayos ha podido pagar la carrera de sus tres hijos.
Uno es abogado, otro licenciado en ciencias de la comunicación y mi hija estudia medicina, refirió orgulloso, mientras señala a uno de sus hijos que le ayuda en la tarea de servir los platillos a los comensales, quienes disfrutaban cortes de carne, ensaladas, puré de papa y chivitos, que aunque hay variedades, la base es un emparedado relleno de carne de res, lechuga, jitomate, huevo duro, queso, jamón y si se desea, aceitunas.
Montones de ropa usada donde la gente puede elegir la prenda de su preferencia tampoco son la excepción, en su mayoría mujeres buscan blusas, vestidos, faldas y pantalones. Una, con su mascota –un perro raza chihuahua– dentro de su bolso, entrevistada mientras compraba comentó un tanto avergonzada que no acostumbraba esa práctica, por lo que dijo:
es la primera vez que vengo; iba pasando y me pareció buena idea echar un vistazo.
Para Josefina Salas, vecina de la colonia, cada jueves es un día para chacharear y encontrar cosas de
calidad y comer bien. Es un tianguis caro, pero para mí ya es una tradición, comentó.
Pero hay quienes dicho espacio no es algo
muy agradable, pues implica un día
flojoy en ocasiones
casi perdido. Así piensan los restauranteros de la avenida Holbein e Insurgentes, quienes aseguraron que los jueves
son días muy malos, donde a veces ni las promociones de dos por uno salvan la jornada, porque toda la gente acude a los puestos que se encuentran cruzando la acera.
Algo parecido experimentan automovilistas, cuyo traslado se torna más lento; sin embargo, afirman que la zona es de por sí conflictiva, por lo que prefieren
tomárselo con calmay si se puede, bajar de su vehículo y comprar algo para mitigar el calor
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