Pese a intimidaciones, empresaria reabre restaurante en Chipilo
El restaurante La Forchetta, ubicado en Chipilo, Puebla, fue clausurado el 12 de julio por dar empleo a un gay, una embarazada, una corredora de motos y una madre solteraFoto La Jornada de Oriente
Yadira Llaven
La Jornada de Oriente
Periódico La Jornada
Miércoles 24 de julio de 2013, p. 34
Miércoles 24 de julio de 2013, p. 34
Puebla, Pue., 23 de julio.
Pese a las intimidaciones, la empresaria Norma Hannan reabrió este martes su restaurante La Forchetta en la comunidad Chipilo, municipio de San Gregorio Atzompa –a 15 minutos de esta capital–, el cual fue clausurado el pasado 12 de julio por un grupo de pobladores encabezados por la alcaldesa auxiliar Edith Zago Colombo, quienes calificaron de
inmoralel negocio por dar empleo a un homosexual, a una embarazada, a una corredora de motos y a una madre soltera.
En tanto, la Comisión de Derechos Humanos del estado de Puebla inició una intervención oficiosa por la presunta intimidación de Zago Colombo contra Norma Hannan.
Hannan recordó que Edith Zago, presidenta de la junta auxiliar de Chipilo, negó su participación en los hechos, no obstante que la funcionaria
estuvo junto a mí con todo el cabildo durante el cierre de mi restaurante, y ahora busca deslindarse de la situación ocurrida porque ya existen denuncias.
Añadió que un vecino de la localidad, a quien no identificó por su nombre, le aseguró que el cierre del establecimiento también se debió a que es un mal ejemplo para el pueblo y las nuevas generaciones. Dijo que el inconforme le reprochó
cómo me atrevía a administrar un negocio cuando soy divorciada y doy empleo a pura escoria, e incluso habían localizado a mi ex marido para que me controlara.
La empresaria sostuvo que el grupo de 20 habitantes que llegaron a su restaurante con antorchas en mano para clausurarlo también amagó con quemar el inmueble, con los trabajadores y comensales en su interior.
En entrevista, señaló que vecinos de Chipilo han hostigado a sus empleados a fin de que la denuncien por daño moral, mientras el dueño del local comercial donde se encuentra el restaurante le exigió la entrega del lugar. Acotó que sin embargo, la ley la asiste y decidió abrir su negocio por falta de trabajo y porque el contrato de arrendamiento vence hasta abril del año entrante.
Por lo pronto, la restaurantera recibió el respaldo de su familia y amigos, quienes la animaron a defender sus derechos.
Mi negocio es un restaurante familiar y no un bar de perdición como lo quieren tachar, tengo dos chefs con carrera profesional que elaboran comida italiana, poblana y japonesa, e incluso mi hijo mayor me ayuda con el restaurante, argumentó.
A dos semanas de los hechos, la empresaria advirtió que no permitirá que vecinos que no representan a todo el pueblo la dejen sin capacidad de ganarse la vida, pues es jefa de familia y tiene tres hijos
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