En Chihuahua, 10 por ciento de habitantes no existen legalmente
Usos y costumbres de las etnias impiden un adecuado registro, dice
Grupos indígenas de Chihuahua apegados a sus usos y costumbres no registran a sus hijos o les cambian los nombres, por lo que quedan fuera del marco legalFoto Cortesía Paulina Ogaz
Miroslava Breach
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 6 de mayo de 2013, p. 35
Lunes 6 de mayo de 2013, p. 35
Chihuahua, Chih., 5 de mayo.
Chihuahua es un estado con niños, mujeres y hombres
invisibles; muchos nacen y mueren sin dejar huella legal de su existencia, reconoce el director del Registro Civil estatal, César Ramírez.
Aunque afirma que la dependencia hace un esfuerzo por llegar a los lugares más apartados. “Hay zonas a las que no llegamos, sólo hay acceso vía aérea, hay gente que no sabemos si está registrada, es un problema que hemos detectado en los últimos años.
Admite que 10 por ciento de la población, que representa casi 340 mil personas, no existen legalmente en el estado.
Estamos contactando a las delegaciones federales que manejan programas sociales. Hay gente que existe y no tiene acta de nacimiento, el documento de identidad básica, pero hay otras que tienen varias identidades.
La situación se explica por la existencia de las cuatro etnias originarias del estado: raramuri, pima, tepehuana y guarojía, que habitan en la zona serrana, en rancherías dispersas en lo profundo de las barrancas, pero también por las comunidades de menonitas, considerada etnia.
Todos esos grupos tienen usos y costumbres que impactan el adecuado registro de identidad, explica el titular del Registro Civil. En ellos se ubica el mayor problema para el registro de identidad: por un lado, los indígenas no dan importancia al registro civil, en su concepción, el bautizo religioso suele ser más importante.
Cambios de nombres y apellidos
También tienen la costumbre de usar nombres diminutivos, cambiar los apellidos de los hijos y darles el de los padrinos de bautizo e incluso adoptar los de alguna persona a la que admiran o consideran importante, sin tomar en cuenta la correspondencia entre ascendientes y descendientes.
Algunos niños indígenas son bautizados como lo pidieron los padres, pero al llegar al registro civil, los oficiales les explican la norma legal para darles el nombre y los apellidos correctos, sin embargo, eso implica que el pequeño se quede sin acta de nacimiento por la negativa a modificar la fe bautismal.
Se dan casos en que al final el menor resulta con dos identidades: una como le nombró la familia y otra como quedó en el acta de nacimiento, que comunmente pierden o desechan.
La Secretaría de Desarrollo Social con sus programas Oportunidades y Setenta y Más; la Sagarpa, Reforma Agraria, el Seguro Popular y la misma Secretaría de Educación Pública se enfrentan con esta situación en los 22 municipios de la sierra con población indígena.
Hay miles de personas que no pueden acreditar su identidad para ser sujetos de los programas sociales y hay otros que siendo el mismo individuo puede estar registrado con más de un nombre.
Para ello, el Registro Civil, delegaciones del gobierno federal, dependencias estatales y municipales integraron mesas de trabajo donde cruzan información, detectan personas que caen en estos supuestos y les entregan un solo registro de identidad. Sin embargo, la Constitución mexicana refiere el respeto a los usos y costumbres de los pueblos indígenas, y si ellos deciden que su fe bautismal es suficiente para contar con un nombre, no se puede hacer más.
Hay leyes secundarias, como la agraria, que admiten a las autoridades tradicionales dar fe pública en el caso de nacimientos y defunciones, y con base en esos documentos se pueden tramitar derechos sucesorios sobre tierras o propiedades.
Otra causa es que la mayoría de las madres indígenas dan a luz solas o con parteras, sin asistencia médica, por lo que no queda constancia de nacimiento, a menos que lo soliciten al gobernador de la comunidad o acudan al municipio más cercano y presenten al menor al Registro civil. Pero son pocos los que realizan el trámite,
se llegan a encontrar familias o rancherías completas donde nadie está registrado, no existen legalmente, subraya César Ramírez.
Ni el Instituto Nacional Estadística y Geografía (Inegi), tiene certeza del número total de población indígena existente en el estado. La delegada del Inegi, Tomasa Badillo, reconoció que el problema es contar a los niños indígenas, no sólo por falta de registro, sino para llegar hasta los sitios remotos donde viven.
Búsqueda de soluciones
El Registro Civil de Chihuahua diseñó un programa para llevar unidades móviles a las comunidades indígenas con personal bilingüe. Se indaga si los integrantes de la comunidad tienen acta de nacimiento, se cruzan datos con la fe bautismal, se platica con los gobernadores tradicionales y se les extiende el documento a quienes carecen de él.
En los hospitales, con un acta especial en dialecto rarámuri se les explica a los padres sobre el contenido del documento y se les habla de la importancia legal que tienen para la protección de los derechos de sus hijos a la educación, a la salud, a los servicios
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