Crece presencia de trabajadores informales en calles de la ciudad
Entre alto y alto del semáforo, la pelea por obtener una moneda para llevar a la familia
Seis de cada 100 personas económicamente activas, en esa actividad, señala la STFE
La guerra por la sobrevivencia se incrementó en los cruceros de la ciudad de México, ante el crecimiento del desempleoFoto Yazmín Ortega Cortés
Laura Gómez
Periódico La Jornada
Viernes 8 de febrero de 2013, p. 41
Viernes 8 de febrero de 2013, p. 41
En 90 segundos, los automovilistas tienen la posibilidad de ver un espectáculo circense o comprar una botella de agua, dulces, periódicos, tarjetas telefónicas, flores, juguetes, accesorios para celulares y hasta herramientas para el carro.
El número de trabajadores en los cruceros de la ciudad de México va en ascenso, como
la pelea por ganar una moneda mientras cambia la luz del semáforo.
Desde diciembre, comentaron limpiaparabrisas,
hemos tenido que compartir nuestros espacios con vendedores de todo tipo de mercancía, porque no hay chamba.
La Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo del gobierno capitalino informó que seis de cada 100 personas económicamente activas laboran en la informalidad, una tasa de desempleo de 6.1 por ciento, que afecta a alrededor de 250 mil personas.
El cierre de oficinas y fábricas, el recorte de personal, la falta de estudios o la necesidad de contar con un ingreso extra llevó a José Luis, Teresa, Toño y Mary a las calles.
No es fácil encontrar en ellas una forma de ganarse la vida y sostener a la familia, porque la gente no quiere compartir su espacio con otros, aunque no vendas o hagas lo mismo, dijeron.
La lucha por ganar una moneda, mientras el semáforo permanece en rojo, comentaron,
te obliga a ser creativo y hacer en unos segundos una serie de piruetas con pelotas o bolos, y un baile chistoso al ponerte en las nalgas unos globos para llamar la atención.
Otros se dedican a la venta de peluches y muñecos de tela de personajes del cine o la televisión, botellas de agua simple o de sabor, frituras o dulces, lámparas, limpiadores o herramientas para la casa o el automóvil.
Mientras, los limpiaparabrisas se
aprovechandel descuido del conductor para hacer su labor, siempre y cuando
éste no accione sus limpiadores o le exija no hacerlo, y se baje de su auto.
Diariamente, señalaron,
tenemos más gente en los cruceros, principalmente en la mañana y tarde, cuando hay más carros, por lo que nuestros ingresos también se han reducido, muchas veces a la mitad, dependiendo lo que vendas y si no tienes competencia.
Los más perjudicados, coincidieron en señalar Tomás y José,
somos nosotros, los limpiaparabrisas, porque cada vez hay más niños y viejos que quieren copiarnos. A veces les damos chance, pero no siempre, porque también tenemos que llevar el sustento a la casa.
Mencionaron que en algunos cruceros de Reforma y las laterales de Circuito Interior y Periférico
es difícil entrar, porque la gente ya tiene su espacio, se lo han ganado con el paso de los años y tienes que buscar por otro lado, aunque no siempre son tan buenos.
El desempleo ha provocado que
muchos se vayan al ambulantaje si tienen dinero para comprar mercancía o se vienen a los cruceros donde por lo menos te llevas unos cien varos en unas cuantas horas, que no ganarías en un trabajo y menos cuando no tienes ni siquiera la primaria terminada.
Sin embargo, reconocieron, hay personas con preparatoria y hasta carrera que venden tarjetas, revistas o juguetes de moda o flores, para obtener un dinero extra, pues su salario es muy bajo y sus necesidades muchas
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