Ostentan hijos de paramilitares armas de la masacre de Acteal
Hermann Bellinghausen
Enviado
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de mayo de 2012, p. 19
Miércoles 2 de mayo de 2012, p. 19
San Cristóbal de las Casas, Chis. 1º de mayo. Las prácticas de contrainsurgencia, con la reiterada complicidad de la fuerza pública en Chiapas, estarían propiciando un resurgimiento de grupos paramilitares, según denuncian por separado Las Abejas de Acteal y la Red contra la Represión y por la Solidaridad, de la otra campaña.
En referencia a las recientes agresiones e invasiones de grupos oficialistas en Nuevo Paraíso y otras comunidades zapatistas del caracol de La Garrucha, la Red apunta:
La reactivación de paramilitares es notoria. También la irrupción de cuerpos militares y policiales, así como la intensa campaña de programas de gobierno en zonas donde hay presencia rebelde, con la intención de crear divisiones.
Las Abejas dieron a conocer que hijos de paramilitares que perpetraron la masacre de Acteal en 1997 se pasean en las comunidades ostentando las armas que usaron sus padres hace 14 años: “El hecho demuestra la existencia de armas ocultas en Chenalhó, que tanto niega el gobierno de Chiapas, y posibilita la reactivación de la acción paramilitar. Hijos de paramilitares absueltos andan con armas, porque vieron que asesinar a un pueblo inocente es trabajo del gobierno, bien pagado y que se recibe premio como reconocimiento por ‘servir’ al Estado”.
Haciendo eco a la denuncia de la junta de buen gobierno El Camino del Futuro, emitida el 25 de abril, sobre las invasiones en Nuevo Paraíso, la Red contra la Represión en Chiapas señala que tierras de dicha comunidad zapatista son invadidas por pobladores de Pojkol, Guadalupe Victoria y Las Conchitas, protegidos por policías y organizaciones políticas.
Destaca
el impacto económico y comunitario por la irrupción de estos grupos armados, algunos pertenecientes a la ORCAO y ARIC Histórica. Las pérdidas por los ataques sobrepasan 300 mil pesos, además de la tala y la contaminación de ríos. Esto, mientras la Policía Estatal Preventiva
llega de forma provocadora, dejando claro que apoya la invasión y que forma parte de la estrategia de agresión y desgaste hacia las comunidades zapatistas.
La Red señala que “los invasores están viendo con el gobierno la forma de ‘legalizar’ esas tierras recuperadas”. El despojo
es diseñado por los tres niveles de gobierno, y la política de usurpación de los bienes comunales en territorio zapatista es un arma de desgaste hacia las bases rebeldes. El control del territorio en este rincón del mundo es económico y político. La reactivación de grupos paramilitares es notoria en territorio zapatista. También la irrupción de cuerpos militares y policiales, así como la intensa campaña de programas de gobierno para crear divisiones.
Las Abejas aseveraron que la violencia imperante en México es consecuencia de la ingobernabilidad y
la escasa práctica de leyes de justicia. En Acteal, sostienen,
nunca ha llegado la justicia verdadera. En consecuencia,
existe una amenaza para los sobrevivientes de la masacre y riesgo para toda la población civil, víctimas de la guerra de contrainsurgencia, porque hijos de los paramilitares excarcelados (como el de Mariano Luna Ruiz, de Acteal Alto) pasean tranquilamente en las comunidades con las armas que sus padres usaron en la masacre.
Advierten que esto continuará
porque los gobiernos promueven la contrainsurgencia, no sólo con balas,
sino a través de concesiones mineras y la construcción de grandes infraestructuras de iniciativa extranjera, pues mientras el pueblo se organiza para defender su territorio, el gobierno vende la patria y responde con hostigamientos de la fuerza pública o mediante la compra de conciencias
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