La población prefiere pictogramas en vez de datos, cuya interpretación requiere lectura de varios minutos e incluso operaciones matemáticas complejas, señala análisis de las GDA
Jueves 22 de diciembre de 2011, p. 38
Las guías diarias de alimentación (GDA) que a partir de este año empezó a colocar la industria de alimentos procesados en la parte frontal de sus productos, no sirven para orientar a los consumidores sobre su contenido. Por el contrario, son confusos, asegura una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Advierte que ni para estudiantes de la licenciatura en Nutrición son comprensibles esos mensajes, cuya interpretación requiere una lectura de varios minutos y realizar operaciones matemáticas complejas.
La población general prefiere pictogramas en lugar de datos, señala el estudio Revisión del etiquetado frontal: Análisis de las GDA y su comprensión por estudiantes de nutrición en México, realizado por los investigadores Dalia Stern, Lizbeth Tolentino y Simón Barquera.
Debido al grave problema de sobrepeso y obesidad que afecta a los mexicanos –70 por ciento de los adultos y 30 por ciento de los niños, según cifras que se dieron a conocer con base en los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006–, se puso en marcha el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria a comienzos de 2010.
Entre los compromisos asumidos por la industria alimentaria está proporcionar a los consumidores más información sobre la composición nutrimental de sus productos. De ahí la iniciativa de colocar etiquetas frontales GDA, uno de los tipos conocidos de etiquetas a escala mundial.
El estudio del INSP señala que con esta modalidad, las empresas presentan la cantidad de kilocalorías, grasa saturada, azúcares y sodio contenidos en cada mercancía, aunque no de manera clara, de tal suerte que la información puede afectar negativamente la toma de decisiones del consumidor.
La evidencia fue aportada por la encuesta levantada entre estudiantes de Nutrición, de los cuales 92.8 por ciento declaró que por lo menos en ocasiones lee el etiquetado nutrimental. A pesar de tratarse de un sector con un mayor conocimiento sobre etiquetado y nutrición en general, 87.5 por ciento de los entrevistados dijo desconocer qué indica o no definir correctamente el término GDA.
También se encontró que la lectura de los datos de la etiqueta se complica porque se tiene que hacer la diferenciación entre contenido del empaque y tamaño de la porción para determinar la cantidad de calorías, grasas, azúcares y sodio que se consumen. Entre los estudiantes de nutrición lo más común fueron confusiones en este aspecto y cálculos matemáticos incorrectos.
Los investigadores refieren un estudio, de acuerdo con el cual la comprensión del etiquetado nutrimental se relaciona con las habilidades matemáticas de la población.
Si se toman en cuenta las desigualdades socioeconómicas en el país y los conocimientos de los mexicanos en esta materia, nos encontramos en un punto en el que la población no cuenta con la capacidad de realizar las operaciones necesarias para comprender, interpretar y utilizar el etiquetado frontal GDA
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Con base en los resultados obtenidos de las entrevistas a los alumnos de nutrición, los académicos señalan que a causa de los errores en la lectura y cálculo es probable que se subestime la ingesta de kilocalorías y otros nutrimentos, que consumidos en exceso pueden contribuir a los problemas de sobrepeso, obesidad y enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión arterial, niveles elevados de triglicéridos, entre otras.
El estudio también señala que la regulación del etiquetado de alimentos se encuentra en la Norma Oficial Mexicana 051-SCFI/SSA1-2010, pero sólo se refiere a los mensajes colocados en la parte posterior del empaque.
No existe hasta ahora normatividad para el etiquetado frontal y lo que se observa en algunos productos es resultado de una decisión voluntaria que han tomado las empresas asociadas al Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (ConMéxico). De esos consorcios, 44 son los principales proveedores de productos industrializados del país. De hecho, representan 50 por ciento de los artículos disponibles en el mercado entre conservas, salsas y aderezos, cárnicos, lácteos, bebidas no alcohólicas, cereales, pan, tortillas, galletas, botanas y confitería
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