Usuarios de Clínica Condesa exigen a sindicato respetar derechos y atención médica

No se debe afectar la salud de las personas: David Razú Decenas de personas se manifestaron en las afueras del inmueble Leonardo Bastida Aguilar Foto: Gerardo Suárez López México DF, septiembre 08 de 2011. “La salud es un derecho que no debe estar sujeto a la voluntad sindical”, “No al uso de la amenaza y la violencia para dirimir conflictos sindicales”, y “Sí a la atención de personas trans, de trabajadores sexuales y personas privadas de la libertad”, fueron algunas de las consignas lanzadas por los usuarios de la Clínica Especializada Condesa para exigir a los integrantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, el respeto a sus derechos y a la atención médica. Desde temprana hora, apostados en la entrada y recepción de la clínica, los manifestantes cuestionaron el papel del sindicato, al que acusaron de impedir, desde el viernes pasado, el paso a las autoridades: Andrea González, directora del Programa de VIH/sida de la Ciudad de México; el director de la clínica, Jesús Casillas, y el subdirector médico, Ubaldo Ramos. Casi una hora después, el líder sindical de la sección 18, Ricardo Hernández Carmona, descendió de su oficina ubicada en la azotea del inmueble, acompañado por 10 personas quienes tomaron fotos a los manifestantes y medios de comunicación presentes. Ante los cuestionamientos de las personas transgénero sobre la escasez de servicios para este sector usuario de la clínica, la respuesta fue que los servicios no son responsabilidad del sindicato sino “únicamente los trabajadores”. Visiblemente molesto, Julián García de la Tobe, quien vive con VIH y es usuario de la clínica, calificó como “extraño” que el sindicato no permita la entrada a la directiva, situación que provoca un retroceso de varias décadas. Añadió que el actual equipo de médicos ha hecho “un buen papel tanto con los usuarios como con los proyectos” por lo que las acciones sindicales interrumpen los programas y afectan a las personas transgénero, población carcelaria y trabajadoras sexuales. Agregó que es preocupante la exclusión de ciertos sectores de los servicios médicos pues poco a poco pueden dejar fuera al resto de los pacientes o disminuir el número de tratamientos disponibles, por lo que es mejor evitarla desde ahora. García de la Tobe aseguró que varios usuarios de la Clínica Condesa han presentado una queja ante la Comisión de Derechos Humanos del DF. “Queremos que regresen (los directivos) porque están haciendo una buena labor y queremos que sigan con los proyectos y programas”. Sobre la situación en el centro de salud, David Razú, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa del DF, comentó que este conflicto tiene un impacto donde no lo debe tener, o sea en los pacientes, quienes deben ser prioridad de los trabajadores y autoridades del lugar. Externó que lo más preocupante de la situación es que por conflictos sindicales se entorpezca la labor del programa de VIH del Distrito Federal al que calificó de “activo y clave” en la lucha contra el VIH/sida. Trabajadores de la clínica asistentes a la reunión sindical del 1 de septiembre dijeron a esta agencia que el comité sindical, encabezado por Ricardo Hernández fue el que convocó a dicha asamblea en la que se acordó impedir el paso a los directivos de la clínica. Añadió que el motivo de la disputa entre directiva y sindicato fue la petición hecha por Andrea González de dar una plaza al endocrinólogo que atendía a las personas transgénero y a quienes también se les brinda tratamiento hormonal, pero el dirigente sindical decidió dar el lugar a una doctora con estudios especializados, aunque no en endocrinología, pero que acababa de dar a luz, quien necesitaba dinero para la manutención de su hijo, y anteriormente había estado contratada, aunque no de base. La Clínica Especializada Condesa atiende a más de 7 mil pacientes registrados, dota de medicamentos antirretrovirales a 5 mil 449 pacientes, da atención y hormonización a 400 personas transexuales y trangénero, y coordina el Programa de Atención Especializada en VIH en cárceles, el cual atiende a 154 personas, y ha logrado una adherencia a medicamentos por parte de la población carcelaria con VIH/sida, de más de 90 por ciento.