sábado, 17 de septiembre de 2011

Exigen en Las Abejas cambiar la estrategia oficial para combatir al crimen organizado

La Caravana por la Paz se reúne con los deudos de la masacre de Acteal

Elio Henríquez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 17 de septiembre de 2011, p. 11

Acteal, Chis., 16 de septiembre. Integrantes de la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad sostuvieron un encuentro con sobrevivientes, familiares y compañeros de los 45 indígenas tztoziles asesinados el 22 de diciembre de 1997 en esta comunidad, en el cual exigieron al gobierno federal cambiar la estrategia de combate al crimen organizado.

Durante el acto efectuado esta madrugada, el sacerdote Miguel Concha Malo pidió a los miembros de la organización Las Abejas, vinculada con la diócesis y a la cual pertenecían las 21 mujeres, 15 niños y nueve hombres asesinados por paramilitares, que recen mucho porque el gobierno federal está necio y terco en seguir distorsionado los caminos de la paz.

Añadió que a todos nos toca tratar de hacerle entender lo errado de su camino, aunque es decepcionante ver que tienen los oídos como tapias, complemente cerrados, pero eso no nos desanima, pues sabemos que tenemos que seguir resistiendo y siendo firmes, que no estamos solos.

Manifestó que siguiendo en resistencia y en el trabajo firme podemos logar lo que todos queremos: un México digno, no entregado a intereses extranjeros ni vendido por un plato de lentejas, un México, digno y justo como el sedimento fundamental para tener la paz.

Manifestó a los aproximadamente 500 integrantes de Las Abejas que su resistencia, la del movimiento que en encabeza Sicilia, la de las víctimas de la guerra y de diferentes agrupaciones ha dado resultado, pues se logró que en el Congreso no se aprobara la reforma que pretendía legalizar la participación de la Marina en labores de seguridad pública sin tener que responder más que a su propia autoridad.

Al frente de los aproximadamente 100 miembros de la caravana iba el activista chihuahuense Julián LeBarón, ya que Javier Sicilia, con el resto del grupo, se quedó en San Cristóbal para participar en un encuentro con integrantes de diferentes organizaciones. Los activistas arribaron a Acteal en los primeros minutos de la madrugada debido a un retraso ocasionado por varios derrumbes en la carretera que impidieron el paso de los dos autobuses en los que viajaban.

Fueron recibidos con música de banda y tradicional, cohetes y el tañer de las campañas de la ermita, donde se oraba por la paz los 45 masacrados, y por más de 500 indígenas con globos blancos que a pesar de la lluvia esperaron su arribo durante más de siete horas.

En la ceremonia, que duró casi cinco horas, la agrupación Las Abejas sostuvo en un comunicado que el camino hacia la paz con justicia y dignidad es la unidad y la lucha con conciencia, ya que el Ejército y la llamada Ley de Seguridad Nacional sólo traerán más terror y nunca acabará la espiral de violencia en México.

Agregó: “Nunca más nuestras voces y corazones se apagarán ni nuestro corazón y memoria olvidarán crímenes, porque nuestros muertos tienen rostro, nombres y apellidos, así como los responsables de las muertes sangrientas también tienen nombre y apellido: son los que están arriba disfrazados de ‘gobernantes’ de México”.

En un mensaje que envió por escrito, el obispo de Saltillo y presidente del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, Raúl Vera López, afirmó que estar con Las Abejas y con la Caravana por la Paz nos compromete a parar esta guerra, a no cesar nuestra tarea cotidiana por construir un país digno de nuestros pueblos, donde la justicia y la paz sean una realidad y no palabras retóricas de tantos políticos.

LeBarón comentó en entrevista que teníamos que venir a Acteal porque es un símbolo y porque esta gente es un ejemplo de lo que debemos hacer todos: no pedir lo que no estamos dispuestos a hacer nosotros mismos.

Al final del acto, el presidente de Las Abejas, Mariano Pérez Vázquez, gritó: Viva monseñor (Óscar Arnulfo) Romero; monseñor Samuel Ruiz; vivan todos los muertos; viva la vida.

Los miembros de la caravana que visitaron esta comunidad emprendieron el regreso a San Cristóbal, ubicado a unos 70 kilómetros, a las 6 horas aproximadamente, para continuar su viaje hacia Ocosingo y Palenque con el resto de sus compañeros.

Ustedes abonan un chingo a la paz, reclamo a representantes de los medios

Alonso Urrutia Enviado

Oventic, Chis., 16 de septiembre. Hasta esta comunidad zapatista llegó la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad para concretar uno de sus objetivos: reunirse con representantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. En privado, la Junta de Buen Gobierno (JBG) ofreció la bienvenida.

Con las reservas propias de las comunidades zapatistas, Sicilia se adentró en Oventic para decirles que reivindicaba sus causas y condenó el incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés. Explicó los alcances de la lucha del movimiento y en especial su empeño por detener la guerra contra el crimen organizado.

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Una mujer porta la foto de su novio, quien fue muerto por el crimen organizado, mientras Javier Sicilia, acompañado de Daniel Giménez Cacho, lee su mensaje durante una mitin en el centro de San Cristóbal de las CasasFoto Moysés Zúñiga Santiago

La JBG se limitó a escuchar los relatos y casi tres horas después concluyó el encuentro. Al salir Sicilia se mostró satisfecho, si bien precisó que el objetivo no había sido entablar alianza alguna con los zapatistas.

La noche previa, tradicionalmente la del Grito de Independencia, fue dedicada por el movimiento al encuentro entre las víctimas a causa de la guerra emprendida por el gobierno federal y las víctimas de una ocupación militar, aquella que padecen las comunidades chiapanecas y a la que se le asocia a una estrategia de contrainsurgencia y hostigamiento contra los pueblos indígenas.

Esta jornada arrancó al amanecer en la fronteriza Ciudad Hidalgo y concluyó la madrugada de este 16 de septiembre en un teatro de la ciudad. Ahí confluyeron las decenas de víctimas llegadas desde el norte con sus historias de terror asociada a la batalla contra el narco y las víctimas sociales en que se han convertido los pueblos originarios hostigados –según se denuncia– por las llamadas Bases de Operaciones Mixtas, la depredación de sus tierras por mal llamados proyectos ecologistas u otros intereses de empresas en la zona indígena chiapanecas.

Cerca de la medianoche, visiblemente agotado tras protagonizar una confrontación con algunos reporteros por la mañana, un viaje de casi 10 horas, encabezar marchas y mítines en San Cristóbal de las Casas y Tonalá, el poeta Javier Sicilia encabezó el encuentro de organizaciones. De entrada diría que no había nada que festejar en estas fiestas patrias, nada mientras hay miles de personas que han sido asesinadas en esta guerra absurda motivada por los intereses de un país extranjero, mientras se traiciona a la patria en nombre del capital o se avasalla las tierras de los pueblos originarios.

Poco antes, decenas de organizaciones sociales chiapanecas se adhirieron al Pacto Nacional Ciudadano, se condenó las pretensiones de aprobar reformas a la Ley de Seguridad Nacional con enfoque militarista y exigieron el cese al hostigamiento de las comunidades autónomas zapatistas.

En este contexto, Sicilia pidió el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés e insistió en condenar la política militarizada en contra del crimen organizado.

Vendrían los testimonios de las víctimas del norte, destacando el caso de Ema Veleta, residente en Chihuahua, a quien en un día le desaparecieron a todos los hombres de la familia: su esposo, sus 4 hijos, su yerno, un nieto y un sobrino. La impunidad con que llegaron por ellos por denunciar ante la policía que un hombre estaba soltando balazos frente a su casa y la incapacidad de la policía local de intervenir derivo en esta múltiple desaparición.

Hubo intercambio de experiencias entre el norte y el sur, con sus particulares visiones del Ejército, de la guerra que a cada quien le ha tocado vivir y sus secuelas.

El Centro de Derechos Humanos de la Mujer de Chiapas haría su denuncia cuestionando de entrada los niveles de pobreza en la entidad y la presencia paramilitar que hay en Chiapas, con la violencia que ello implica y a la que se le debe añadir el contexto de la guerra contra el narcotráfico que ha emprendido el gobierno federal.

El encuentro estuvo precedida de una marcha hacia la Plaza Central de San Cristóbal de las Casas, en medio de una tormenta que acortó un mitin en el que sólo habló Sicilia sobre la necesidad de visibilizar a las víctimas de la delincuencia y condenar de nueva cuenta la absurda guerra.

La jornada del 15 de septiembre comenzó con un agrio desencuentro entre Sicila y la prensa que da cobertura a la caravana.

Durante la mañana, en rueda de prensa donde Sicilia reivindicó los logros del movimiento, tales como el diálogo con el Presidente, detener la aprobación de reformas a la Ley de Seguridad Nacional y la creación de la Procuraduría de Atención a Víctimas, Sicilia se involucró en un agrio debate con periodistas que le cuestionaron sobre su equipo de seguridad y señalaron que la reducción de la cobertura mediática obedecía a un desgaste de su discurso. El poeta arremetió contra los medios. No, no, no. Mis escoltas no me manejan ni me maneja nadie; estoy simplemente siendo dócil a una instrucción porque no quiero poner en peligro a nadie por estar reclamando lo que este pinche Estado no le da a este país. No soy rehén de nadie, ustedes quieren también que sea rehén de ustedes cabrones. Ustedes abonan un chingo a la paz, si sus preguntas son encantadoras

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