viernes, 12 de agosto de 2011

Dos cajas de chicles, vía para escapar del maltrato de la casa paterna

Dos cajas de chicles, vía para escapar del maltrato de la casa paterna
Bertha Teresa Ramírez
Periódico La Jornada
Viernes 12 de agosto de 2011, p. 46

Tengo 16 años, voy a cumplir 17 el primero de octubre; nací en Poza Rica, Veracruz, pero desde chiquita me llevaron a Oaxaca. De allá me vine a los 10 años con mi hermana, pero ella tomó la decisión de drogarse y yo me separé porque yo no quería, señala Talía Casimiro, habitante del Centro de Asistencia e Integración Social Coruña Jóvenes.

A falta de dinero una cajita de chicles fue su pasaporte para abordar un camión que las trajo hasta la ciudad de México. Teníamos poco dinero, sólo 50 pesos y no nos alcanzaba; fuimos a una dulcería, compramos dos paquetes de chicles y le dijimos al conductor que nos diera permiso de subir a vender, nos dijo que sí.

Una vez en el camión, ya no nos quisimos bajar; llegamos a la Tapo, y de ahí nos fuimos al Zócalo, de donde nos trasladaron a la casa hogar De las Mercedes; quién sabe cómo mi papá nos fue a buscar, pero yo ya no me quise regresar a mi casa porque mi papá me pegaba.

Hace un año que está en ese centro ubicado en la calle de Coruña; “vivo en el centro y toda las mañanas voy al taller de capacitación de panadería. Hago pan dulce, repostería, ya voy a cumplir un año el 13 de este mes. A corto plazo quiero terminar mi secundaria, estoy buscado que me den mi acta de nacimiento, porque no estoy registrada, luego quiero ir a la prepa, y estudiar la carrera de sicología”, aseguró.

Talía forma parte de los mil 500 jóvenes que a lo largo de los cuatro años recientes han logrado reinsertarse en un empleo o han reconstruido su plan de vida por medio de la educación, señaló el secretario de Desarrollo Social, Martí Batres Guadarrama.

Al inaugurar este jueves las Jornadas culturales por el empoderamiento de las y los jóvenes en exclusión social en ese centro, el funcionario señaló que durante ese periodo se han creado dos casas taller para la vida en las que los jóvenes que deciden dejar la calle pueden acceder a la educación extemporánea para acreditar primaria, secundaría y preparatoria, además de que en centros como el de Coruña cuentan con gimnasio, clases de música, fotografía y pintura.

En total se han incorporado al trabajo o al estudio alrededor de mil 500 jóvenes a lo largo de estos cuatro años, algunos han ingresado a trabajos en empresas del ramo textil, pintura, costura, e instituciones públicas, indicó.

La reinserción social de estos jóvenes no resulta sencilla, añadió el funcionario, e indicó que muchos chavos están en la calle porque ahí encontraron la libertad que suponen, lo cual es muy relativo.

Algunos permanecen por sus situaciones de adicción, otros porque su vida fue muy dura, muy violenta en su casa, y asocian regresar a un hogar con violencia, en cambio asocian la calle con el afecto que les dan sus compañeros, que son su nueva familia; en la calle han encontrado mecanismos de sobrevivencia económica. Esas son las causas de que no quieran dejar las calles, apuntó

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