En México, casi un millón (0.7 por ciento) de personas padecen esquizofrenia, trastorno neurodegenerativo incapacitante, cuyos primeros signos empiezan a aparecer entre los 17 y 25 años de edad, según el censo más reciente realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). A nivel mundial lo padecen unos 100 millones de personas.
Hugo Sánchez Castillo, investigador-profesor de la Facultad de Sicología de la UNAM, señaló que en ese grupo de edad se presentan los primeros brotes sicóticos, aunque también se ha encontrado que en la adolescencia y la niñez algunas personas muestran indicadores.
Sin embargo, dijo que existen muchos pacientes que no son detectados debido a que se encuentran en centros de rehabilitación externos, es decir, no podemos decir que éste es el universo de personas afectadas, pues quienes están en situación de calle o son tratados por otro trastorno no son censados
.
Explicó que debido a que la esquizofrenia es un trastorno neurodegenerativo y los pacientes no son atendidos en etapas tempranas, es difícil una recuperación total. Los medicamentos apoyan a lograr mejoras en los signos que se presentan, pero no los curan.
De hecho, en México no todos los enfermos son captados a tiempo, debido a que las instituciones de salud presentan deficiencias en la atención y de fármacos.
La esquizofrenia, agregó el especialista, no sólo se relaciona con la remisión de los signos y síntomas, sino con la reintegración del sujeto a la sociedad, pues este padecimiento es discapacitante y el sujeto ya no puede discernir correctamente.
Explicó que esta afección impide un adecuado desarrollo del enfermo. Tiene tres tipos de signos: positivos, negativos y cognitivos. Los dos primeros corresponden a características que pueden o no tener los enfermos.
Los signos positivos se refieren a las cosas que no están presentes en los individuos normales, como alucinaciones e ilusiones. El sistema sensorial literalmente engaña y genera imágenes que no existen, y se pueden dar a nivel olfativo, somato-sensorial, visual y auditivo; las más comunes son las dos últimas. Las alucinaciones pueden ser complejas e interactuar con el enfermo, lo que deriva en el desarrollo de problemas en términos de la interpretación de la realidad.
Los negativos, añadió, hacen al afectado apático, aislado y con pobreza de lenguaje, principalmente.
En tanto, los cognitivos son complicaciones ligadas al pensamiento, como problemas de atención, memoria, lenguaje y toma de decisiones. Desgraciadamente, alertó, la esquizofrenia no se asocia con éstos. Permiten identificar el padecimiento, pero no evaluarlo
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