Mario Alberto Reyes
México DF, agosto 19 de 2010.
Cerca de 8 millones de personas en México tienen diabetes. Aunque es cada vez más común conocer a alguien que padezca este trastorno, todavía es escasa la información sobre cómo se presenta y, sobre todo, cómo evitarla cuando es posible. Una dieta adecuada y ejercicio son una buena estrategia.
Cuando escuchamos la palabra insulina, de manera inmediata pensamos en el medicamento utilizado por quienes padecen diabetes. Sin embargo, no todos sabemos que se trata de una de las hormonas creadas por el cuerpo humano para transportar hacia las células, la glucosa o azúcares contenidas en los alimentos para proveerlas de energía.
Los alimentos que ingerimos son transformados en glucosa en el intestino delgado. Después, ésta es distribuida a todo el organismo a través del torrente sanguíneo en búsqueda de células necesitadas de energía. Para que la glucosa logre entrar a ellas requiere de la insulina, que en este caso funciona como una “llave” que le permitirá entregar los nutrientes.
En una persona considerada sana, la insulina que transportará a la glucosa es producida y administrada en cantidad correcta por el páncreas. Cuando este órgano no funciona adecuadamente, los niveles de insulina se reducen significativamente, lo que equivale a un menor número de “llaves” disponibles para abrir las células y alimentarlas.
Características
La diabetes se caracteriza por un aumento de glucosa en el torrente sanguíneo provocado por la escasez de insulina que impide a las células absorberla y dotar así al cuerpo de la energía suficiente para realizar labores cotidianas, explica a Letra S Sergio Godínez Zambrano, integrante de la Asociación Mexicana de Diabetes en la Ciudad de México.
La pérdida de peso, característica de las personas diabéticas, se genera cuando el organismo succiona los nutrientes, sobre todo de los músculos, y constituye la manera en que el cuerpo “se autoconsume” para recuperar la glucosa que no puede absorber de los alimentos.
El experto señala a la obesidad como el principal factor de riesgo y apunta que al menos en la población mexicana, las mujeres son quienes tienen mayores problemas de sobrepeso. No obstante, advierte que no se trata de una enfermedad característica de la pobreza, aunque durante algún tiempo se conoció como una “enfermedad de ricos” debido al sedentarismo ocasionado por la falta de actividad física y la abundancia de alimentos.
Los malos hábitos alimenticios en los que no hay horarios específicos, cantidad adecuada ni una calidad óptima de lo que se ingiere, aunado a una deficiente actividad física, representan los principales riesgos para desarrollar diabetes.
Godínez Zambrano, maestro en Farmacología por la Universidad Nacional Autónoma de México, menciona que si el déficit de insulina se registra desde el inicio de la vida o temprana edad, se trata de diabetes tipo 1.
“En los adultos, cuando se presenta obesidad, mala alimentación o problemas extras del páncreas que dificultan la producción de insulina como una pancreatitis alcohólica, se diagnóstica diabetes tipo 2. Y si se presenta en el periodo de embarazo, es diabetes gestacional”.
De acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Diabetes en la Ciudad de México, siete de cada 100 mexicanos viven con esta enfermedad, aunque dos de esos siete no lo saben.
“En cuanto a la mortalidad, si uno llena un certificado de defunción, no se pone que el paciente murió de diabetes, sino de insuficiencia renal u ocasionada por un pie diabético, aunque también puede presentarse una pulmonía fulminante, que son complicaciones derivadas de un mal control de la diabetes”, dice Godínez Zambrano.
Sexualidad acaramelada y medidas de prevención
El también geriatra por parte del Hospital General de México, menciona las consecuencias que la diabetes tiene en la vida sexual de las personas. En los hombres produce disfunción eréctil.
“La mala circulación y pesadez de la sangre provocada por el exceso de glucosa impide llenar adecuadamente los cuerpos cavernosos del pene y lograr una erección duradera y satisfactoria. En las mujeres disminuye el deseo sexual y la lubricación se vuelve más difícil”.
Para prevenir esta enfermedad, Godínez Zambrano recomienda desayunar siempre dentro de los primeros 30 minutos luego de despertar, probar alimento cuatro o cinco veces al día distribuidos en cantidad y calidad, hacer ejercicio o una actividad física redituable, y practicarse estudios trimestrales o semestrales de rutina.
Publicado en el número 169 del Suplemento Letra S del periódico La Jornada, el jueves 5 de agosto de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario