El recurso fue interpuesto ayer ante la Corte Suprema de New Haven, Connecticut
Raúl González Lara acusa a la orden de encubrir los abusos que su padre cometió en su contra
Asegura su abogado que los excesos del sacerdote fueron solapados por altos jerarcas del Vaticano
se volvieron algo normal en mi vidaFoto Ap
Martes 22 de junio de 2010, p. 36
Representado por el abogado Jeff Anderson, conocido por defender a víctimas de ataque sexual por parte de sacerdotes católicos, Raúl González Lara, hijo biológico de Marcial Maciel, demandó por la vía civil a la Legión de Cristo, por encubrir los abusos que su padre cometió en su contra.
La demanda fue interpuesta este lunes ante la Corte Suprema de New Haven, en Connecticut, Estados Unidos, y abarca el patrimonio que forjó en vida el sacerdote mexicano y que quedó en manos de la congregación.
Anderson planteó que Maciel cometió sus excesos –adicción a la morfina y pedofilia– con pleno conocimiento de los líderes de la Legión y de los más altos funcionarios del Vaticano, “incluyendo tres o cuatro papas –entre ellos el actual–, y al cardenal Ángelo Sodano, hoy cabeza del Sacro Colegio Cardenalicio”.
En videoconferencia desde Estados Unidos, el abogado presentó a González Lara como una infortunada víctima de la depravación de Maciel
, que se suma a un grupo de centenares más.
Mediante preguntas, hizo que el hijo de Marcial Maciel detallara abusos que sufrió de su padre. Éstos empezaron cuando tenía siete años y se prolongaron casi nueve. Se volvió algo normal en mi vida, especialmente cuando estaba de vacaciones con él. Crecí con ello.
–¿Fue tu introducción al sexo? –le preguntó Anderson.
–Sí –contestó Raúl.
–¿Cuántas veces crees que tu papá abusó de ti?
–Más de mil veces.
Añadió que lo mismo hizo con su medio hermano Omar. Esas violaciones las cometió cuando era viejo, probablemente de 65 años
. Explicó que la lucha legal que ayer emprendió es para obtener justicia para todas las víctimas.
Anderson expuso amplia y detalladamente cómo las acciones de Marcial Maciel, pese a las múltiples denuncias en su contra, contaron siempre con la complicidad y el silencio de las más altas autoridades del Vaticano.
La información que tenemos demuestra que en los años 50 del siglo pasado los abusos y la adicción de Maciel a la morfina fueron descubiertos, y que el papa Pío XII (por esos motivos) lo suspendió en 1958, (aunque) después Juan XXIII lo reinstaló (en el ministerio sacerdotal) por razones que ignoramos y que nunca fueron hechas públicas
.
En 1976, el obispo John R. McGann, de la diócesis de Rockville, envió al papa Paulo VI copia de una carta que envió en octubre de ese año uno de sus sacerdotes, Juan José Vaca Rodríguez, a Marcial Maciel, acusándolo de abusar sexualmente de 20 seminaristas, con los mismos pretextos que usó con él para violarlo: decía que sentía dolor y le ordenaba permanecer en la cama. Yo aún no tenía 13 años y usted sabía que Dios me había mantenido intacto, puro hasta entonces, sin haber tenido nunca ninguna mancha sobre la inocencia de mi infancia, cuando usted esa noche, ante mi terrible confusión y angustia, me arrancó la virginidad masculina
...
Al no obtener respuesta, dos años después el mismo obispo renvió a la Santa Sede la carta, consiguiendo el mismo resultado.
El litigante también explicó que en 1979, durante su visita a México, Juan Pablo II vio y estuvo con Maciel, y ponderó sus virtudes a todo el mundo. Un año después, Raúl nació
.
Mencionó la existencia de un cuarto reporte contra el fundador de los legionarios de Cristo, enviado directamente por Vaca Rodríguez al antecesor de Benedicto XVI en 1989, “nueve años después del nacimiento de Raúl y mientras Maciel ya abusaba de él y de otros; sabemos que Juan Pablo II y los demás jerarcas de la Santa Sede no hicieron nada al respecto. Sospechamos que eso fue por la estatura mundial de Maciel y por su habilidad para recaudar dinero en todo el mundo, y para establecer seminarios hasta en 40 diferentes países.
“Sabemos –insistió Anderson– que Maciel ocultó su verdadera condición de sacerdote religioso a Raúl, su familia y a otros (haciéndose pasar por agente de la CIA y empleado de Shell), pero lo que hacía no era secreto para los funcionarios del Vaticano: que era adicto y pedófilo, y también un gran recaudador, que trajo enormes cantidades de dinero y prestigio para la Iglesia y el Vaticano, incluyendo al propio Juan Pablo II.”
Definió a Marcial Maciel como un enfermo incapaz de controlarse a sí mismo. Podemos explicar su conducta, porque era un depredador con poder, pero ¿cómo se explica la falta de acción del Vaticano? Nuestra demanda está diseñada para obtener respuestas e impedir que estos crímenes continúen
.
Jeff Anderson presentó la demanda, de carácter civil, ante la corte superior de New Haven, porque ubica a Maciel como un empleado o agente aparente del acusado, la Legión de Cristo
, a la que define como una corporación mundial que ha hecho y continúa haciendo negocios en Connecticut
.
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