Federico Arreola
Enrique Peña Nieto comparte con Nava la dicha inicua de gastar dinero a manos llenas aunque no se tenga modo de justificarlo. En su reciente viaje a Europa, donde se comprometió con la actriz Angélica Rivero, La Gaviota, tuvo la sana ocurrencia de hospedarse, en la romántica ciudad de París, en un hotel de esos que cobran por la habitación más barata algo así como 20 mil pesos la noche. Y ni para qué mencionar los enormes aviones privados en los que Peña Nieto se transporta cuando viaja por México.
Son dos ejemplos del cáncer que está destruyendo a la sociedad mexicana: la corrupción. Son corruptos, sin duda, porque ellos no podrían pagar, con su salario, los lujos que se dan.
No se está hablando de personajes menores. Aunque les falten capacidad intelectual y currículo, son dos de los pilares del actual sistema político mexicano. Uno de ellos, Peña Nieto, según los encuestadores lambiscones como Roy Campos, será el candidato del PRI a la Presidencia de la República. El otro, Nava, es el dirigente del partido actualmente en el poder.
Ya sabemos lo que le espera a México si el PAN continúa en el gobierno federal o si, horror de horrores, regresa al poder el PRI encabezado por alguien tan frívolo como Enrique Peña Nieto.
La decisión la tiene la gente. El país no aguantará un tercer sexenio de gobernantes buenos para nada. Con Vicente Fox empezó la debacle de la nación y Felipe Calderón, de plano, está empeñado en provocar una guerra civil antes de irse. Otro inservible en Los Pinos terminaría, de plano, con la existencia de México como nación soberana.
Que me perdonan Patilu y La Gaviota, dos señoras a las que respeto (aunque una sea mala cantante y la otra peor actriz), pero no les deseo suerte a sus novios y futuros maridos. Por el bien de ellas, por el bien de todos, a México lo que le hace falta es un presidente que ni sea superficial ni milite en el PRI o el PAN. De plano.
El mentiroso César Nava y su avión privado
Federico Arreola
05 de Marzo, 2010 - 08:08 | 282 comentarios El miércoles de esta semana el presidente del Partido Acción Nacional voló en avión privado. Antes de las 11 de la mañana, en el aeropuerto de Toluca, abordó, en compañía de otro integrante del PAN, un jet tipo Astra matrícula XA-MEG de la empresa AMTAIR, S.A. de C.V. cuya base de operaciones se encuentra en Monclova, Coahuila.
Si Nava pagó ese y otros viajes que realiza en aviones privados con recursos del PAN, qué derroche: los militantes tendrán que exigirle austeridad ya que los tiempos no están para gastos excesivos, al margen del hecho de que resulta relativamente sencillo viajar por todo el país en las líneas aéreas comerciales.
Si Nava permitió que el viaje del miércoles en avión privado se lo regalara cualquier persona, violó el espíritu de la ley que prohíbe a los funcionarios públicos aceptar obsequios caros (Nava es diputado federal, trabajó en Los Pinos y su sueldo en el PAN se paga con los recursos públicos que este partido recibe). En un caso extremo, si el viaje fue una “donación” pudo haberla recibido del crimen organizado, lo que sería mucho más grave.
Si Nava pagó el mencionado viaje en el jet tipo Astra con su dinero, pues entonces tendrá que ser investigado por actos de corrupción, ya que sus sueldos formales no dan para esos lujos.
El problema es que ninguna versión que diera Nava de ese viaje en avión privado sería creíble, ya que el tipo es un reconocido mentiroso.
Ese político con cara de monaguillo dijo primero que no había pactado con el PRI la aprobación del paquete fiscal en la Cámara de Diputados a cambio de que el PAN rechazara las alianzas con el PRD. Después, presionado por la opinión pública, aceptó que tal acuerdo existía y que, en el colmo de la tontería, lo habían firmado él y Beatriz Paredes y un representante de Enrique Peña Nieto, teniendo como testigo a Fernando Gómez Mont.
Así son los políticos del PAN que llegaron al poder: abusivos y mentirosos, más inclinados a la vida de lujo que a servir a la gente. Se entiende el drama mexicano actual: la peor crisis económica en el contexto de una perdida guerra contra el narco. Pobre México
El mentiroso César Nava y su avión privado
Federico Arreola
Si Nava pagó ese y otros viajes que realiza en aviones privados con recursos del PAN, qué derroche: los militantes tendrán que exigirle austeridad ya que los tiempos no están para gastos excesivos, al margen del hecho de que resulta relativamente sencillo viajar por todo el país en las líneas aéreas comerciales.
Si Nava permitió que el viaje del miércoles en avión privado se lo regalara cualquier persona, violó el espíritu de la ley que prohíbe a los funcionarios públicos aceptar obsequios caros (Nava es diputado federal, trabajó en Los Pinos y su sueldo en el PAN se paga con los recursos públicos que este partido recibe). En un caso extremo, si el viaje fue una “donación” pudo haberla recibido del crimen organizado, lo que sería mucho más grave.
Si Nava pagó el mencionado viaje en el jet tipo Astra con su dinero, pues entonces tendrá que ser investigado por actos de corrupción, ya que sus sueldos formales no dan para esos lujos.
El problema es que ninguna versión que diera Nava de ese viaje en avión privado sería creíble, ya que el tipo es un reconocido mentiroso.
Ese político con cara de monaguillo dijo primero que no había pactado con el PRI la aprobación del paquete fiscal en la Cámara de Diputados a cambio de que el PAN rechazara las alianzas con el PRD. Después, presionado por la opinión pública, aceptó que tal acuerdo existía y que, en el colmo de la tontería, lo habían firmado él y Beatriz Paredes y un representante de Enrique Peña Nieto, teniendo como testigo a Fernando Gómez Mont.
Así son los políticos del PAN que llegaron al poder: abusivos y mentirosos, más inclinados a la vida de lujo que a servir a la gente. Se entiende el drama mexicano actual: la peor crisis económica en el contexto de una perdida guerra contra el narco. Pobre México
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