Necesario, transformarlo para ser más libres y dignos: De Barbieri
Pocos avances para combatir la violencia hacia la mujer, afirma
Lunes 8 de febrero de 2010, p. 40
El matrimonio es una institución vetusta, creada para la nobleza y en un tiempo en el que la vida humana duraba 35 años; por lo tanto, hoy, en el siglo XXI, si queremos una sociedad más justa y equitativa es necesario transformar esa unión conyugal y crear una normatividad que realmente nos haga más libres y más dignos, afirmó la socióloga Teresita de Barbieri en la conferencia El feminismo y el conocimiento en un mundo de dudas.
En el acto de inauguración de la octava promoción del diplomado internacional El feminismo en América Latina: aportaciones teóricas y vindicaciones políticas, efectuado en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la investigadora hizo un recorrido histórico del feminismo. Se centró en la segunda etapa de este movimiento –a partir de la década de los años 60– y analizó su evolución, así como los desafíos que le imponen los nuevos tiempos, particularmente en América Latina.
Sostuvo que la actual crisis económica no implicará el final del capitalismo porque, citando a la teórica marxista Rosa Luxemburgo, mientras haya un espacio social de posibilidad de acumulación primitiva, el capitalismo va a seguir tan campante
. No obstante, subrayó, toda crisis destruye y obliga a construir
, y en esta reconstrucción social, si se quiere erigir una sociedad más justa y equitativa hay que tener en cuenta los problemas que este sistema está evidenciando.
Uno de estos problemas a resolver que presenta este siglo a la sociedad contemporánea, y en particular al feminismo, es el de transformar el matrimonio, ya que no sólo es una institución obsoleta, sino además en él se construyen las relaciones mujer y varón que hay que cambiar.
En tiempos en que la vida humana duraba 35 años la gente no vivía más de 15 años casada, pero hoy, cuando se viven cerca de 80 años, no se puede seguir arrastrando el matrimonio porque es una institución vetusta.
Otro de los retos para el feminismo es el de la dualidad del trabajo, es decir, considerar únicamente trabajo a aquel que produce bienes y servicio, mientras la labor doméstica queda excluida de esta consideración.
No puede ser que uno se considere trabajo y el otro no. El cuidado de los niños, de los enfermos, de los viejos, de los adultos y el mantenimiento de la vida, son labores y tienen que ser consideradas trabajo en el ámbito de la economía.
se ha trabajado tanto y se ha avanzado muy poco. Sin embargo, De Barbieri dijo que si se apuesta a que este problema lo solucionen sistemas de justicia eficientes, esa apuesta, hoy en día es una ilusión, ya que erradicar la violencia implica cambiar una construcción social, lo cual puede llevar 2 mil años, y 350 años de feminismo no son nada para modificar esa realidad. Y, tal vez, las soluciones son muy distintas a las que hoy imaginamos
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