El país y Turquía tienen la mayor tasa de mortalidad de niños
Sábado 23 de enero de 2010, p. 31
Junto con Turquía, México ocupa el último lugar entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en bienestar infantil. En un estudio reciente, denominado Haciendo lo mejor para los niños, este organismo maneja seis indicadores para calificar el bienestar infantil –bienestar material, vivienda y medio ambiente, bienestar educativo, salud y seguridad, conductas riesgosas y calidad en la vida escolar– y en ninguno de ellos México supera la posición 26 de los 30 países calificados. Sin embargo, en conferencia de prensa, la OCDE consideró que, pese a los bajos resultados obtenidos, el gobierno mexicano tiene buenos programas sociales y no es totalmente indiferente al bienestar infantil.
María del Carmen Huerta, analista de datos de la OCDE sobre la familia, destacó los programas sociales del gobierno federal Oportunidades y de Estancias Infantiles y subrayó que, si bien los resultados obtenidos en este primer informe de la OCDE sobre los niños no son muy favorables el gobierno está haciendo algo y no es del todo indiferente
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Explicó que este informe, el cual se dio a conocer el pasado septiembre en París, asegura que México es el país que menos invierte en la infancia, ya que su gasto público acumulado por niño a lo largo del ciclo vital infantil es de 24 mil dólares, muy por debajo del promedio de la OCDE (125 mil dólares). En este indicador el primer lugar lo ocupa Luxemburgo (380 mil dólares).
Huerta explicó que en México la pobreza infantil, aunque ha disminuido, aún es muy elevada, pues el país ocupa el penúltimo lugar, con 22.2 por ciento de niños pobres, superado sólo por Turquía (24.6 por ciento). El promedio de la OCDE es de 12.4 por ciento.
Según el informe, los logros educativos de los mexicanos de 15 años son los más bajos de la OCDE, y tiene una de las brechas más grandes entre estudiantes de altos y bajos logros educativos.
La experta, que dijo desconocer la prueba Enlace a que se somete a estudiantes mexicanos, defendió la aplicación de una prueba estandarizada al margen de la situación social del alumno.
El que los niños vivan en condiciones sociales diferentes no justifica que la educación no se pueda pensar en temas de calidad. Si existiera esta línea para poder comparar a todos se harían mayores esfuerzos para aumentar la calidad (educativa) de los niños que están expuestos a condiciones más vulnerables respecto a los niños que están expuestos en condiciones más favorables.
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