¿El diálogo, la inteligencia, los argumentos, la habilidad, podrán superar algún día la lucha de clases?
Pedro Echeverría V.
1. La lucha de clases ha existido desde que aparecieron las clases sociales, es decir, los explotadores del trabajo y los trabajadores explotados y oprimidos; desde que surgió el Estado (gobierno, leyes, fuerzas armadas, ideología clasísta) como instrumento de la clase dominante. Cuando Marx comenzó a escribir en 1842 tuvo como base estos elementos y, a partir de ellos, sustentó toda su obra filosófica, económica, política e histórica hasta su muerte en 1883. Para Marx existía una “inteligencia” que siempre respondía a intereses de clase y, aunque un pequeño sector de ésta podría estar ligado a los intereses de los trabajadores, la inmensa mayoría era parte del Estado y estaba a su servicio. Sin embargo en los siglos XX y XXI muchas cosas han cambiado y aunque muchos intelectuales se han comprometido con los trabajadores, Marx sigue teniendo razón.
2. Cuando los dirigentes electricistas -con aprobación de su asamblea que representa a 44 mil obreros echados a la calle- confían en una comisión de “notables” para instalar un mesa de negociación sindicato/gobierno se debe a tres cosas: a) que no confían en su fuerza como obreros y en sus apoyos, b) en que aún confían en que el gobierno puede “arrepentirse” y ser “bueno” para resolver los problemas obreros y c) en que no entienden o no están de acuerdo en que la burguesía es su enemiga natural de clase, a pesar de haberla sufrido muchas veces. Piensan: ¿Qué tal si el presidente Calderón, los secretarios de Gobernación y del Trabajo, ya se dieron cuenta de sus errores y ahora están dispuestos a reconocer nuestros derechos? Y entonces entra la religión: Ojalá que así sea, que los rezos hayan tocado el corazón del gobierno y nos resuelvan bien.
3. Y continúan pensando: “No sólo consideraríamos que no nos ha perjudicado el gobierno sino que estaríamos permanentemente agradecidos a él”. Es decir, al parecer dios, la política y el capital se unen en beneficio de los trabajadores. ¿Así pensará la clase obrera de la gran industria en la que tanto cifró Marx sus esperanzas de ser la vanguardia de la revolución proletaria? O ¿es que son víctimas de sus dirigentes y del desarrollo de sus organizaciones en este capitalismo “moderno” que no alcanzó ver Marx? Esta experiencia y muchas más me lleva a reafirmar la tesis que desde finales de los años sesenta manejábamos: La burguesía sigue siendo poderosa y el pensamiento del proletariado aún es muy débil; para dominar le basta su instrumento ideológico que le sirve para engañar, mediatizar, manipular y controlar.
4. Por ese motivo hay que entender porqué en los sistemas capitalistas “democráticos y libres” se dilapidan miles de millones de pesos en campañas políticas electorales que se prolongan por varios años. Los procesos electorales sirven de enorme entretenimiento para la población que -aunque participe poco y vote sólo un 40 por ciento de los electores- es bombardeada por los medios de información (TV, radio, prensa) durante muchas horas del día, meses y años, haciendo que su mentalidad crea en “las bondades del sistema democrático y libre”. Si bien en las campañas electorales los partidos se enfrentan abiertamente por ganar más votos, el acuerdo esencial e inviolable de todos ellos para ser registrados en procesos electorales es la defensa del sistema capitalista y de todos los reglamentos que garantizan que es intocable.
5. En las últimas semanas -cuando aún faltan casi tres años para las elecciones presidenciales- el Instituto Electoral cada 15 minutos pasa un comercial por los distintos medios de información llamando al voto, a la credencialización, afirmando que México es un país democrático, libre, justo y poniendo los más altos calificativos al sistema político y económico mexicano. La poca gente consciente está hasta la madre con esa propaganda que falsifica la realidad mexicana pero de tanto repetirse la mentira en los medios es posible que de manera mecánica esa mentira se convierta en “verdad” para el pueblo que carece de juicio crítico. Mientras los problemas del país se agudizan por el desempleo, los miserables salarios y la represión, las campañas pre electorales nos presentan un México justo y pacífico mientras se han asesinado 20 mil con el pretexto del narcotráfico.
6. Me pregunto: ¿Han logrado los intelectuales del neoliberalismo acabar, mediante argumentos “científicos” con la lucha de clases y coincidir con el viejo clero que ha buscado convencer desde hace siglos que las clases sociales no existen, que la explotación del trabajo humano es natural y que por tanto la verdad es el “amaos los unos a los otros”? ¿Desde cuándo la acumulación de gigantescos capitales en unas cuantas manos no vienen de la explotación y obtención brutal de plusvalía? ¿Quién dijo que la miseria y el hambre de millones de seres humanos no se originan de las sociedades dividas en clases sino producto de la flojera y falta de ambiciones? Si los trabajadores siguen pensando en que los ricos pueden abrir su corazón para dejar de explotar, para no seguir dominando y así atenderlos entonces el capitalismo vivirá otro siglo.
7. Desde principios de los años sesenta comencé a leer entre la conocida corriente filosófica de Frankfurt (Marcusse) acerca de la aristocracia obrera que capitalismo había producido en su alto desarrollo. Marx habló de la clase obrera de la gran industria de los países altamente desarrollados pero no alcanzó ver una clase obrera que pertenecía al “establecimiento”. ¿Fue por esto que se fortaleció la teoría del papel importante de los marginados en las próximas rebeliones? Esto que apunto ha sido analizado y discutido con mucha profundidad en los setenta en una serie de textos –más de 50- de la colección Pasado y Presente de siglo XXI, Argentina. Sin embargo debemos esperar las experiencias que salgan de las mesas de diálogo entre los dirigentes de los electricistas y el gobierno, con la intermediación de un “grupo de notables”.
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