Me refiero al artículo: El matrimonio entre homosexuales
, publicado el 19 de diciembre, en el que, evidentemente, Néstor de Buen da un peso enorme al significado etimológico de las palabras. En este caso, matrimonio
.
Dice que al venir de raíces madre y padre
, propone que a la unión homosexual se le llame de otra manera. Siguiendo está lógica, asumo que el cambio de nombre sólo se aplicaría a países hispanohablantes, porque habrá otros donde en su lengua el equivalente a matrimonio no provenga de la misma raíz madre-padre.
Asegura De Buen que este tema genera alto rechazo social. Creo que esto lo percibe desde el punto de vista generacional, o de su propia generación, ya que las últimas encuestas en la ciudad de México muestran que más de 65 por ciento los menores de 30 años lo aprueban.
Hace referencia a que así como las uniones homosexuales existen de hecho, también se da el adulterio; entonces, este último también podría tener tratamiento similar. No parece reconocer que la unión homosexual se da entre dos adultos por consentimiento mutuo y no perjudican a un tercero. En el caso del adulterio, su base está en que existe un tercero perjudicado, así sea sólo emocionalmente.
Da por hecho que dos personas del mismo sexo no pueden procrear; tal vez ignora que dos lesbianas sí pueden hacerlo de forma asistida.
Señor De Buen, usted es un reconocido experto nacional en derecho laboral, pero al leer su artículo, concluyo que definitivamente no lo es en sexualidad humana, ya que el estudio de la sexología no forma parte de su carrera.
Casi al final de su artículo, De Buen concluye que si nos dieran todos los derechos que merecemos, ya no sería necesario el matrimonio. Aquí sí coincido con él, pues se debería abolir el matrimonio para los heterosexuales también.
Jorge Saavedra, jefe de asuntos internacionales de AIDS Healthcare Foundation, Ámsterdam, Holanda
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